martes, 8 de marzo de 2016

DE RUFIÁN A RUFIÁN


Algo me une con un diputado del Congreso, pues visto el apellido tenemos muchas papeletas de ser parientes de sangre, salvo que el político sea adoptado, cosa que tampoco me extrañaría visto el pelaje del elemento.

Mi “primo” el Rufián nació en 1982, año en el que la Copa del Mundo celebrada en España se inauguraba en Barcelona, dice que es hijo de emigrantes andaluces, de Jaén y Granada, aunque otras fuentes me comentan que sus padres ya nacieron en Cataluña y que fueron sus abuelos los originarios esas provincias, pero qué más da. A Gabriel Rufián eso le importa poco, porque dudo que haya visitado en muchas ocasiones Andalucía…

Eso sí, mi “primo” el Rufián es más listo que el Pere de turno, del que hablamos hace unos meses, y ha sabido dejarse utilizar por el separatismo catalán. Gabriel Rufián es un charnego, pero no porque se lo digan desde el PP o Ciudadanos (que nunca lo dicen), es un charnego porque se lo dicen sus amigos los separatas, de modo despectivo, por ser hijo de andaluces, o de murcianos, o extremeños…, ese es el verdadero charnego, al que, los que se suponen que tienen 8 apellidos catalanes, miran por encima del hombro. Y tenían que escoger a un charnego porque queda muy bien eso de un charnego separata, y Rufián fue el elegido. Eso sí, un charnego sin dignidad.

Lo de Gabriel Rufián, en realidad, es una pena. Porque él que, al igual que otros muchos, debería ser un ejemplo de integración entre las tierras de España no ha querido verlo así. Y para sentirse integrado por una parte de Cataluña no ha dudado en hacerse separatista, aunque para ello haya tenido que adoptar la figura del charnego independentista. Es como el que emigra y lo primero que hace es comprarse la camiseta de la selección nacional de fútbol de su país de destino, creyendo que así lo mirarán como uno más. Ese es Gabriel Rufián, un charnego sin dignidad.

Y lo raro es que no se haya cambiado el apellido y haya pasado a ser Rufià (algo que me habría encantado, la verdad), porque ya ha permitido en alguna ocasión que se refieran a él de esa forma. Degradándose todavía más, quedando como un charnego sin dignidad.

Este Rufián, que además hace gala de antifranquista, a lo mejor debería estarle muy agradecido al dictador, porque gracias a sus políticas de beneficio hacia Cataluña, instalando industrias desterradas desde otras partes de España (como la textil) y desarrollando importantes infraestructuras, sus antepasados emigraron a esa tierra. Y gracias a eso él ahora ocupa escaño en el Congreso.

A lo mejor ahora que viaja gratis aprovecha para conocer sus orígenes. Y se da cuenta que los Rufianes de Andalucía no son tan malos, aunque se sientan españoles. Y se da cuenta, de una vez, que es un charnego sin dignidad, aunque ahora viaje gratis total. Se lo dice un catalán andaluz, vamos, un español, muy orgulloso de haber nacido en Cataluña y más aún de ser andaluz pero, sobre todo, español.

2 comentarios:

  1. Menudo "colombroño" de apellido te has encontrado por esos azares de la política, amigo Ángel. Eso sí que es, en toda regla, un auténtico "primo político" y nunca mejor utilizado el término porque, eso, el primo, y no otra cosa, hace ese renegado de la tierra que lo vio nacer, Cataluña es España, mal que le pese, y que recibió, de otra parte de esa España Una, Grande y Libre, a sus progenitores o abuelos, qué más da en qué generación se produjera la emigración forzosa en busca del pan que llevar a la boca de sus descendientes.
    Como bien dices, es –y son los de su calaña- tan primo, que se cree que por radicalizarse como el más viejo de la burguesía catalana nacionalista, lo van a recibir y a tratar como “uno de los suyos”, pobre hombre. Nunca dejará de ser eso, un charnego que se presta a ser el tonto útil al que-como a tantos otros- el nacionalismo radical –en este caso de izquierdas- utiliza para sus fines que, de conseguirlos, pondrá en su sitio –la segunda o tercera división- a todos estos que no son de su estirpe, -“escolta nen, amb respecte”-.
    No me resisto a traer a colación al charnego que más “alto” llegó a creerse lo de “sentirse” catalán –este sí ‘importado’ en primera persona (llegó con 15 o 16 años de Iznájar (Córdoba)-. Me refiero al conocido como “Bachiller” Montilla –nivel académico al que, al parecer –no está probado que terminase- consiguió llegar, y que años más tarde fue nada menos que “investido” –este sí- Molt Honorable Presidente de la Generalidad de Cataluña. Ni una institución podía llegar más bajo –después se ha visto que sí- ni un “analfabeto funcional” más alto. Como prueba de su deriva catalanista, Montilla fue el que promovió que se instalara en el Senado un sistema de traducción simultánea, español-catalán, para que lo que él decía en su pésimo uso del dialecto de Mossèn Jacinto Verdaguer, pudiera ser ‘entendido’ por su paisano ceutí, Manuel Chaves, los dos andaluces, en definitiva.
    Y luego nos extrañamos de que España esté para una nueva refundación tras la ‘fundición’ que esta gentuza ha conseguido por la permisividad, cuando no impulso, de los diferentes grupos que nos han dirigido, que no gobernado, desde hace, casi, cuarenta años.

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  2. Como siempre tono justo e interesante.
    Define bien la triste personalidad del pobre tipo que es el charnego Rufián, que en el fondo, es depreciado por sus "amigos" separatistas.

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