ALGO SE MUEVE EN LA SOCIEDAD CIVIL

La presentación ayer de la iniciativa Reconversión (www.reconversion.es), que nace con la intención de pedir la “reconversión del Estado”, es una muestra más de que algo se está moviendo en España. Que personalidades como Vidal-Quadras, Santiago Abascal, Ortega Lara o Rodríguez Braum, entre otros, pidan cambios en la estructura del estado es un síntoma de esperanza. 

En una carta abierta, dirigida al Presidente del Gobierno, le instan a “plantear a las fuerzas políticas con representación parlamentaria, y muy especialmente al principal partido de la oposición, un programa integral, coherente y sistemático de reformas, cuyo debate y negociación ofrezca como resultado un gran acuerdo nacional para lograr la reconversión del Estado”. Y consideran que el pacto ha de abarcar  “las reformas de la estructura económica de nuestro país y del sistema educativo en todos sus niveles para restablecer la competitividad de la sociedad española en el contexto global, al funcionamiento y composición de los órganos constitucionales (Senado, Consejo General del Poder Judicial, Tribunal Constitucional), a la organización, competencias y financiación de los poderes públicos en sus tres niveles territoriales (Estado, Comunidades Autónomas, Corporaciones Locales), a la extensión y financiación de los servicios públicos, a los instrumentos de participación y representación política de los ciudadanos (partidos políticos, sistema electoral y control parlamentario) y a la posición de España en las instituciones comunitarias en relación al debate sobre el futuro de la unión política, fiscal y financiera”.

Que la sociedad civil se mueva, que haga propuestas como la que hoy traigo, es algo fundamental para la evolución del Estado. Un estado sin una sociedad civil formada, fuerte, crítica y exigente nunca podrá ser una democracia plena. Se demuestra la importancia de la sociedad civil cuando se analizan las formas y prácticas nacionalistas. Allí donde hay una fuerte presencia nacionalista se tiende a manipular la sociedad civil por parte de los partidos políticos, con el objetivo de que los sus postulados sean los mismos. En mi opinión la sociedad civil debe ser la vanguardia, ir por delante de los partidos, marcando el ritmo de la sociedad e influyendo, directamente, en las decisiones políticas.

Esta iniciativa unida a otras como la Fundación civil (www.fundacioncivil.org), liderada por Mario Conde, han de hacer ver a nuestros políticos que la sociedad civil está despierta, que se preocupa por el estado de las cosas y por mejorarlas.

Y es que si los políticos tienen un papel fundamental en la vida de este País, la sociedad civil debería tener más importancia, por lo que ésta ha de recuperar lo que nunca debió perder. La sociedad civil ha de ser el cerebro, el corazón y los pulmones de este País.