Ayer
se hablaba en las tertulias políticas de la exigencia a España del Fondo
Monetario Internacional (FMI) para que se recorten los sueldos públicos y se
aumente el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA).
Lo
de la subida del IVA, aunque es una medida muy criticada porque perjudica el
consumo, no la veo mal, pues considero que es la única forma de tratar igual a
las personas que tienen nómina que a las que no. En este País hay muchas
personas, muchas empresas, que facturan en B y la única forma para que ese
dinero tribute es subir los impuestos indirectos.
Pero
bueno, hoy no quiero hablar de los impuestos sino de los sueldos de los
funcionarios. He de apuntar que la persona que pide la bajada de sueldos
públicos en nuestro País, la francesa Christine Lagarde, tiene un sueldo anual neto
al frente del FMI de 323.485 € más un suplemento de 57.912 € a fondo perdido,
sin necesidad de justificación.
Yo
más que por la bajada de los sueldos públicos apuesto por su reorganización y
homologación.
Siempre
he oído el dicho de “pasa más hambre que el perro de un maestro de escuela”, lo
que denota que históricamente el sueldo de un maestro ha sido bajo, al igual
que el de los demás empleados públicos, y es algo que, en parte, veo lógico. A
cambio de una estabilidad laboral el funcionariado recibía una paga ajustada,
además, en muchos casos, los maestros, médicos o policías, contaban con
vivienda gratuita. Eso ocurría, por ejemplo, con los peones camineros, con un
sueldo bajo pero con vivienda y una estabilidad en el empleo.
Pero
de unos años a esta parte esta situación
ha cambiado y cada Comunidad Autónoma, cada Ayuntamiento, en definitiva, cada
Administración Pública se ha dedicado a aumentar el sueldo de sus empleados,
creándose desigualdades importantes.
No
es normal, por ejemplo, que un Grupo E del Ayuntamiento de
Córdoba, cobre más que un Grupo B de la Junta de Andalucía. Y esto está
ocurriendo hoy en día.
Más
que una bajada de sueldo a funcionarios y demás empleados públicos, se debería
hacer un estudio serio de los sueldos en las distintas administraciones,
homologando y equiparando los mismos y sólo admitiendo diferencias en cuanto al
nivel de vida de cada zona. Seguro que de esta forma la Administración Pública
en su conjunto ahorraría mucho dinero, con solo aplicar la lógica que tanto ha
faltado en estos años en España.
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