Pedía hace unos días el Ministro de Industria, Sr.
Soria, que los españoles pasemos nuestras vacaciones siempre en España, decía
el ministro que "cuando nos visitan 57 millones de turistas cada año, no
pueden estar equivocados. A lo mejor los equivocados somos nosotros, que en vez
de muchas veces quedarnos a hacer turismo dentro de España nos vamos a lugares
recónditos del mundo".
Mire usted señor ministro, que cada uno vaya a
veranear donde quiera, que ya está bien. Vamos a dejar los localismos y el
mirarnos el ombligo. Seguramente cualquier consejero de cualquier comunidad
autónoma pedirá a sus ciudadanos, siguiendo su argumentación, que no salgamos
de nuestras respectivas autonomías e igual harán los presidentes de
diputaciones o alcaldes. Y si nos ponemos así, hasta los presidentes de las
comunidades de vecinos pedirán que cada uno nos quedemos en nuestra casa,
porque como en casa, ¡en ningún sitio!
Para nuestro País el sector turístico es
importantísimo, representa más del 10 % del Producto Interior Bruto, y nuestras
empresas turísticas, en general, son un ejemplo en todo el planeta. Pero señor
Soria, déjese de hacer esas peticiones, pues no van a ningún lado y, en muchos
casos, lo que provocan es una sonrisa, cuanto menos.
Lo que tiene que hacer el Ministerio de Industria es
preocuparse por la buena salud del sector turístico. Que se preste cada vez un
mejor servicio a los turistas, que se aplique imaginación y creatividad,
creando paquetes que atraigan cada vez más visitantes. Que la buena oferta
turística española consiga atraer cada vez más visitantes, da igual que sean
españoles o extranjeros, lo importante es que nuestros hoteles, nuestros
museos, nuestros monumentos tengan visitantes.
No se preocupe señor Soria, cuando la oferta es
buena, cuando el servicio es esmerado los turistas aparecen. En mi modesta
opinión, lo que ha de hacer España es especializarse en turismo de calidad, más
que en turismo de cantidad, aunque en nuestro País hay sitio para todo.
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