Es tradición en todos los Juegos Olímpicos que la
llama del pebetero se vea desde fuera del estadio olímpico… ¡Hasta que llegaron
los ingleses con su paso cambiado e hicieron lo que les dio la gana! Que todos
conducen por la derecha, ellos por la izquierda; que todos utilizan el metro
como medida de longitud, ellos la milla y, así, todo. Eso no quiere decir que
estén equivocados, probablemente seremos los demás. Por tanto, que nadie se dé
por aludido.
En fin, en su vivo como quiero y que el mundo se
haga a mí, decidieron que iban a romper con la tradición y durante toda la
ceremonia de inauguración, después de contarnos “su-historia-a-su-manera”
en el acto de inauguración de los Juegos
(porque todo eran grandezas y dejaron los tiros, las guerras y las invasiones
territoriales para otro episodio), revelaron el gran secreto: ¿qué era esa
especie de cuña de hospital que llevaban los niños que acompañaban a cada
delegación? La respuesta era de esperar, pero el resultado final NO.
¿Qué por qué? Lo primero que tengo que reconocer es
que era muy espectacular, pero me pareció muy cutre que cambiasen el pebetero
de sitio, con nocturnidad ¡y con tan poca dignidad! Encima van, apagan la llama
y nos cuentan una historia en plan Misión Imposible, o mejor James Bond que
tuvo hasta su momento de gloria, de que la habían “conservado en un recipiente
idéntico al utilizado por los comandos de marina durante su llegada al Tower
Bridge el 20 de julio”… Y tanta historia para dignificar el candil de toda la
vida.
Y nosotros preocupados en Barcelona´92 cuando el
arquero lanzó la flecha con la llama para encender el pebetero. En fin, eso lo
hacemos en España y tenemos chistes para rato. Pero lo mejor estaba por venir y
no nos hemos dado cuenta de que la verdadera intención de los ingleses era
hacernos un homenaje, sobre todo a los gallegos, que pueden presumir de muchas
cosas, entre ellas de su exquisito marisco.
¿No os recuerda a un plato de mejillones
flambeados?, sea como fuere, el “mejillonero olímpico” ya forma parte de la historia de los Juegos
Olímpicos. Vamos a ver qué sorpresa nos esperará en Brasil´2016.
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