Desde luego una no consigue salir de su asombro
cuando ve que una barbaridad se convierte en noticia “pintoresca”. ¿A qué
sabéis a que me estoy refiriendo?, al Ecce Homo de Borja y, paradojas de la
vida, lo que era una desgracia se ha convertido en un negocio y, si me apuráis,
en un movimiento cultural. Todo gracias a una mujer, Cecilia Giménez. Quién le
iba a decir a esta señora de 85 años, que su estilo, muy personal por cierto,
llegaría a ser conocido en el mundo entero: tuneo de obras de terceros. No me
extraña el cabreo de la familia del pintor, Elías García Martínez.
El caso es que cuando analizas la historia te das
cuenta de que todo tiene un precio.
Recordémosla. En agosto, mes mediáticamente aburrido
porque todos están de vacaciones y las noticias escasean, sale en prensa que
una vecina de la localidad de Borja, ante el mal estado de conservación de una
pintura mural del Santuario de la Misericordia, decidió arreglar la pintura,
obteniendo como resultado el que veis:
Tremendo. Y yo me pregunté:
- ¿Dónde está Borja? Perdón si ofendo a alguien.
- ¿Dónde estaba el párroco?
- ¿Quién informó a la prensa?
Poco después, la noticia había dado la vuelta al
mundo y TODOS sabíamos donde estaba Borja y quién era la Cecilia Giménez. La
cual, por cierto, en un principio estaba bastante asustada por la primera
reacción y críticas de sus vecinos.
Casualidades de la vida, al poco tiempo, se celebró
la romería de San Bartolomé y el Ecce Homo se convierte en poco más que una
atracción de feria. Esto, unido al incremento de visitantes (y el dinero de los
mismos), hizo que los vecinos fuesen cambiando su opinión sobre la
“restauración” llevada a cabo por la citada señora. De esta manera, hasta se
llegó a recoger firmas para que la obra se quedase como está.
Y, con la opinión dividida, se llegó a una decisión
salomónica (y costosa): se quedan con los dos. Han contratado a un equipo de
restauración que recuperará la obra original y la retocada. Y digo yo, con el
dineral que eso cuesta: ¡recuperen la obra original y dejen una columna para que
Cecilia pinte otro Ecce Homo!
Encima el Ayuntamiento de Borja quiere registrar la
marca Ecce Homo para evitar mofas y un uso indebido del mismo ¡y aquí si que no
me callo! Alguien debería de decirles que “Ecce Homos” hay por toda España y si
no que vayan al Carpio donde hasta hay una autoescuela que se llama Ecce Homo.
Esto me huele a que más que por motivos de dignidad sean económicos. De todas
formas, los señores letrados del Excmo. Ayuntamiento de Borja deberían de
leerse la Ley de Marcas. No sé… a lo mejor se llevan una sorpresa.
Pero aquí no acaba la cosa, Wallpeople ha organizado
una exposición en Barcelona donde se pueden ver reinterpretaciones del Ecce
Homo de Borja a modo de homenaje hacia Cecilia. A ver, yo lo entiendo ¡pero con
un límite! No quiero ni pensar que aquí le dé al personal por reinterpretar
“obras de arte” convirtiéndolas en iconos de nuestra cultura.
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