Si le preguntas a una niña cual es su muñeca
preferida, probablemente, te dirá que es Barbie. Es más, algunas incluso dirán
que de mayor quieren ser como Barbie. Normal, rubia, alta, delgada, con un
armario de ropa impresionante, implantes de serie, casas, coches y lo mejor:
Ken.
Después la niña crece y aquí viene parte del
problema, porque la niña convertida en mujer ni es rubia, ni alta, ni delgada,
ni tiene un armario de ropa impresionante, ni tiene pecho, ni casas, ni coches
y su novio, ni en sus mejores sueños, se parece a Ken.
Veis, esto no hubiera pasado si la niña, en vez de
Barbie, hubiera tenido una Nancy que, además, es un producto español de la
marca Famosa. Físicamente, mona, discreta, tradicional e incluso con un aspecto
infantil ¡no como Barbie que es una bomba sexual!
Y es que una, en la vida, imita lo que ve y termina
pasando factura y, quizá, la vida de algunos es fruto de los juegos de su
infancia. Un ejemplo, ¿cuántas Barbies tienen las niñas de hoy en día? una media
de cinco, ¿y Ken? uno, ¿y qué hace un Ken con cinco Barbies? NADA BUENO. Sin
embargo, con la Nancy era distinto porque llegaba a ser como una hermana mayor
que nunca decía tacos y tenía una vida ejemplar. En cuanto a su novio, Lucas,
era como los ángeles, asexual. Así que, con éste percal, una madre podía estar
tranquila.
Lo malo viene cuando la niña (que no es la de Rajoy),
ya adulta, quiere realizar uno de sus sueños: ser Barbie. Y ¿qué hace la ex niña
en cuanto puede? Se opera. Y en este apartado hay varias posibilidades:
O trabaja duro para pagarse la transformación.
O se la regalan sus padres, amigos o sucedáneos.
O se mete en un reality de televisión e intenta que
una clínica de estética se la patrocine.
¿Y cuál es el resultado? Éste. Sí, es de verdad, y
yo tampoco sé si en directo tendrá ese efecto satinado.
Pero no os vayáis a creer que esto es solo cosa de
chicas, que si Barbie ha hecho su poquito de daño entre algunas niñas, Ken también.
Y si no mirad, que el muchachito es de verdad.
Personalmente, creo que le quedan todavía muchas
operaciones para parecerse a Ken, o por lo menos al mío que era atractivo y
viril donde lo viesen. Así tenía a mi Barbie, ¡loca! Y, sí, yo también sucumbí
a la invasión americana de Barbie ¡pero también tenía una Nancy!
Y yo me pregunto: si Barbie humana acaba con Ken
humano, cuando se peleen ¿Qué se dirán, “yo soy más Mattel que tú”?
Claro que menos mal que a estos dos les ha dado por
parecerse a Barbie y a Ken, que si llegan a ser a las Monster Hight ¡a ver como
se ponen físicamente rabo, cuernos y la piel verde! Porque metafóricamente
hablando es fácil tener rabo, cuernos y que te pongan verde.
Y es que crecer con estereotipos de belleza y de
vidas perfectas es muy peligroso, principalmente porque todo es muy subjetivo
y, en muchos casos, MENTIRA.
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