domingo, 10 de febrero de 2013

MUCHO LIRILI Y POCO LERELE (100% OPINIÓN PERSONAL), por Piti Ferrer


Hace ya más de un año, estuve Londres y viví una de las experiencias más “excitantes de mi vida”: ME DESALOJARON DE UN MUSEO.

El susodicho en cuestión era el Museo de Ciencias Naturales, el cual me hacía mucha ilusión ver (¡infeliz…!). Y, como ya he dicho en algún post, no es que yo sea una gran amante de la naturaleza (tampoco una terrorista), de hecho, depende del bicho me gusta o no ¡pero es que la gente te lo pone “tan” que dices “pues ya que estoy aquí tengo que ir”! (si quiera “pa” contarlo). Me pasó lo mismo que cuando voy a ver una película que tiene una crítica excelente y encima todo el mundo dice que está muy bien; cuando acaba (casi) siempre digo: … pues tampoco es para tanto… ¡y eso es precisamente lo que me molesta! Seguro que si nadie me hubiese dicho nada, no me hubiese creado tantas expectativas y la hubiese disfrutado más. Bien, pues con este museo me pasó lo mismo.

Cualquiera que te hable de él lo primero que te nombrará son a los dichosos dinosaurios. ¡Casi todos son de mentira! La inmensa mayoría son réplicas de plástico, yeso o vete tú a saber… y, encima, tienen el morro de poner donde está el original.


El caso es que la puesta en escena no está mal, ¡tiene hasta un Tiranosaurio Rex articulado en plan “momento Parque Jurásico”! Pero para mi gusto los esqueletos los tienen un poco aglutinados. Claro, no me extraña, eso es como cuando ves el escaparate de una joyería y ponen relojes: un escaparate muy grande pero tres relojes, así que o los ves o los ves. Cosa que no ocurre en un bazar donde si te gusta un reloj y entras para decirle al hombre que te lo enseñe, cuando sales para señalárselo es como “donde está Wally”, estaba ahí y lo acabas de perder.

Pero si los dinosaurios fueron una decepción, los bichos disecados con canicas como ojos ¡ni os cuento! Ilusa de mí, creía que tenían una colección espectacular, conservadísima… jajaja ¡os puedo asegurar que los animales que tiene en el Palacio de Río Frío (os recomiendo que vayáis) están mejor hechos y conservados que los que tienen allí! Como puede ser que un oso polar, que se supone que es blanco, esté beige. Y la ballena, ¡parece que es de corcho! (¿es de corcho?). Ay… menos mal que la entrada fue gratis…


Del resto de salas no puedo decir nada porque fue cuando se produjo el milagro: después de diez minutos diciendo alguien algo imposible de traducir por megafonía y notar que la gente se ponía nerviosilla, me di cuenta de que lo estaban desalojando. ¡A ver si es que eso no me ha pasado nunca en España!

Y ¿sabéis lo más curioso de todo? Que hace más de diez años estuve en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid y pensé que había perdido una mañana por ir a verlo, “que el bueno era el de Londres”. ¡Pues me equivoqué! Es un gran museo que no le tiene nada que envidiar al de Londres, más bien al revés. Así que, desde aquí, os recomiendo que lo visitéis.

3 comentarios:

  1. Hola Piti, es la primera vez que comento algo de lo que escribes.

    Tan solo quería sugerirte que, para mejorar el mal sabor de boca de una experiencia poco agradable, como museo extranjero similar visites el de Nueva York. He estado en él y, por lo que cuentas de Londres, el americano le debe dar veinte vueltas.

    Y el de Madrid.

    Que nunca acabamos de valorar lo bueno que tiene España.

    Un saludo.

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  2. Muchas gracias por la recomendación. Si algún día tengo valor para montarme tantas horas en un avión y voy a Nueva York, me acordaré de tí y seguiré tu consejo.

    Un saludo.

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  3. He estado en los dos y los disfruté ambos.

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