Os dejo un artículo del amigo Jesús Castizo. Os recuerdo que todo
el que quiera puede publicar en DECDLT.
Este podría ser el lema de nuestros gobernantes, aeropuertos sin aviones, estaciones sin trenes, autovías sin coches, astilleros sin barcos y
recientemente, aunque llame menos la atención libros sin lectores.
Y es que, cuando el portal de la red de bibliotecas públicas
de Andalucía es penoso, sin que permita siquiera funciones básicas como la
renovación del préstamo y limitándose a un simple catálogo on-line, noticias como esta parecen
adentrarse en el terreno de la ciencia ficción o al menos de universos
alternativos al nuestro.
Libros electrónicos, prestamos virtuales, acceso por
Internet,… palabras muy bonitas y que puestos a mal pensar parecen un simple
negocio con algún grupo editorial, gracias al cual el gobierno pagará una
jugosa cantidad de dinero por el acceso al catalogo digital de dicho grupo,
acceso que dudamos algún día llegue a materializarse en esta España de reinos
de taifas.
Señores gobernantes, por si no lo saben les recuerdo
que existe una cosa llamada Internet y descargas y formatos PDF, EPUB y otros.
Desde el momento en que cualquier obra se busca y se descarga en poco más de un
minuto, crear una infraestructura a nivel nacional de préstamo digital, con su
correspondiente y draconiano sistema de DRM (Digital Right Management o Gestión
Digital de Derechos), parece una quimera o la idea de un loco. Les basta con
remitirse a los escasos y desastrosos intentos del mercado
editorial patrio de crear algo similar para la venta de ebooks. Solamente un
gigante tecnológico como Amazón, apoyado en la venta de su producto estrella
(el lector Kindle), está consiguiendo cambiar las cosas (yo mismo ya he
comprado varias veces en su tienda) y consolidar un nuevo mercado.
Estimados señores si quieren “impulsar el consumo
legal de contenidos de calidad” o “extender la lectura a sectores sociales”,
les recomiendo otras medidas más sencillas, como equiparar el libro del libro
digital (un 21%) al del libro impreso (un 4%), permitir la libertad de precios (en
España Amazón u otras están obligados a vender al precio que fija la editorial,
con solo un 5% de margen ya sea en la versión impresa o en la digital),
conceder ayudas a la compra de ereaders, reformar el prehistórico y despótico
sistema de gestión de derechos de autor, fomentar la autoedición o ayudar a las
pequeñas editoriales.
Pero claro eso no vende titulares, ni permite
hacerse la foto ni hacer jugosos negocios...
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