Y seguimos recordando en Desde el Caballo de las Tendillas. Hoy con un
artículo sobre el dinero negro de ‘Empresarios del 9 Largo’, colaborador
habitual del Blog. Que tengáis un feliz domingo.
Perdonen que me parta el pecho con la noticia de que hay un 25% del PIB
de España que es economía sumergida, y que si se regularizase, saldríamos de la
crisis. Lo peor es que lo dice el sindicato de técnicos de Hacienda.
Después de dicho informe, al que no le quito mérito, las radios,
televisiones etc..., se lanzaron en el día de ayer a hacer programas
especiales. Y lamentablemente me di cuenta del desconocimiento de dicho tema en
los periodistas. En primer lugar, hay ciertas actividades ilegales, que nunca
(por ahora) serán legales, por lo que no tienen más remedio que ser economía
sumergida. ¿Es que van a poner un epígrafe en seguridad social para camellos,
prostitutas, ladrones, contrabandistas de tabaco, políticos corruptos, etc…?
Pues esos empleos siempre serán “simulados” o directamente no existirán. Y esas
actividades nunca tributarán.
Una vez dicho esto, que aunque parezca simple, ayer viendo noticias no
lo escuché. La medida más común propuesta era: que cada particular pida factura
o ticket de todo lo que compra. Pues bien, parece que gente bien informada
ignora que los programas informáticos de facturación están preparados para
declarar solo una parte de los tickets que emite. ¿Por qué? Pues porque: ¿qué
porcentaje de posibilidades hay, de que un ticket que te da tu charcutero,
termine en la mesa de un inspector de hacienda, y que ese inspector te haga una
inspección, y que compruebe que en ese día con ese número de ticket, no tienes
ningún registro?
Esto lo han solucionado en algunos países de nuestro entorno (que dicen
los finos), haciendo un sorteo hacienda, tipo lotería, donde los particulares
meten el CIF y número de ticket de quien le ha vendido. La recaudación
evidentemente ha subido.
Por otro lado, seamos claros, hacienda va a lo fácil, y lo fácil es
controlar a las medianas empresas, y los errores materiales en declaraciones de
IRPF, sociedades, IVA. Es decir, todos los años las empresas declaramos las
ventas y compras, con clientes y proveedores de más de 3.000 €. Y buscan
incoherencias en esas declaraciones. Las facturas menores, solo las ven si
inspeccionan y se ponen a ver factura a factura. ¿Sigue el lector calculando
posibilidades de que esa ocurra? Pero es que puede haber incoherencias en que
una compra mía la declare mi proveedor como venta, y yo la declare más tarde. Y
ese error beneficia a hacienda, por lo que, también eso lo tienen que tener en
cuenta. Incontrolable. También las diferencias entre las declaraciones de IRPF
de los particulares, y las retenciones hechas y declaradas por las empresas.
Vamos, a lo fácil.
Otra parte de economía sumergida, en mi opinión si tendría solución, es
la de aquellos que se ven obligados a irse al B. Trabajos minijobs, que si se
regulasen, y pusiesen tarifas razonables, la gente no tendría problema en salir
del lado oscuro. Pero no, la cosa consiste en estrujar al que no tiene más
remedio que estar en A. Con las tarifas que hay de autónomos, y tributar en
régimen de módulos, pues no hay que echar muchas cuentas para darse cuenta que
si facturas poco, o estás empezando, es imposible sobrevivir. Trabajos por
horas (extras en los bares, camareros de discotecas, DJ´s, limpiadoras del
hogar, artistas que venden sus propias obras, artesanos, etc...) o no pueden
permitírselo, o tienen regímenes de seguridad social tan complicados, que el
asesor les costará más dinero del que ingresan.
Otro grupo es el de los en situación de “tránsito”. Por ejemplo: me voy
a hacer autónomo, pero me quedan pocos meses de paro. Primero no puedo
capitalizar ya el paro; segundo no puedo compatibilizar para con actividad
porque ya no soy joven; tercero si paralizo el paro lo pierdo si fracaso
después de 12 meses… La mayoría opta por jugársela esos meses que le quedan. Yo
a este caso le llamo que “el sistema te obliga a irte al lado oscuro”.
Un último grupo es el de pluriempleados, cotizan y pagan, pero no les
vale a efectos de cotización para la jubilación, encima si pierden su trabajo
principal, no está claro si pierden o no el derecho a desempleo, o si lo
pierden a tiempo parcial, o que.
Estos grupos tendrían una solución sencilla, simplificar y bajar
impuestos, y beneficiar a quienes hacen trabajos minis con tarifas de seguridad
social razonables. Pero no, el estado prefiere subir la cotización de la
seguridad social a los que ya tiene “trincados”, y a los que están toda su vida
con “minijobs”, “premiarles” con una pensión no contributiva al final de su
vida laboral, sin haber cotizado un duro.
Por último están las empresas que hacen parte de sus ventas en B, por
diferentes motivos: porque sus clientes les exigen ahorrarse en 21%; porque
necesitan algo de B para pagar las horas extras; porque están en un sector
jodido y al no pagar seguridad social, IVA y sociedades pueden ser competitivos,
y admitámoslo, porque hay a quien le gusta. Normalmente, créanme, para un
empresario es un problema tener B, necesitas tantos medios para controlar
dinero en efectivo, te da la paranoia de que te están robando, etc…, por lo que
te sale más caro.
Soluciones: mientras el estado se piensa si toma medidas… prefiere
estrujar a los que ya tiene fichados… y rezar para que los millones de parados
se busquen, un poco, la vida en el lado oscuro, y no se produzca una
revolución. Yo siempre he pensado, como puede haber ciertos sectores con
economía sumergida, como el mundo del derecho, o la medicina (por poner dos
ejemplos). ¿No tiene el Ministerio de Justicia los datos de en que procesos
interviene cada abogado? ¿No existen unas tarifas por procedimiento? Vamos, que
hacer una estimación objetiva de los ingresos no es muy complicado.
Mientras tanto, en regiones como Andalucía la cifra asciende hasta el
29,2% del PIB. Con provincias como Córdoba que cuenta con un 37% de paro ¿es
sostenible que hay casi un 30% de economía sumergida? ¿Pero qué pasa en
Andalucía? Un ejemplo, como se suele decir, tengo un amigo, que trabajó en una
empresa donde se prohibió hacer ventas en B. Automáticamente se perdió toda la
cartera de clientes que la empresa tenía en Andalucía. Antes de que me acusen
de racista, aclarar que tanto yo, como mi amigo, como la empresa, somos
andaluces.
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