Hoy sábado recordamos en
Desde el Caballo de las Tendillas y os traemos un artículo publicado en agosto
de 2012 en el que hablábamos de la Andalucía que no queremos, y lo recordamos
ahora, que se habla de la posibilidad de volver a convocar elecciones en esta
tierra. Veremos.
No sé si debería hablar
de Sánchez Gordillo en este artículo, creo que este tipo de personaje lo que
menos necesita es publicidad, pero no me resisto, pienso que hemos de quitarle
la máscara a este señor, que se dedica a vivir anclado en la demagogia y a criticar
a un estado, a un sistema, que le da de comer y que le permite vivir a sus
anchas, sin dar un palo al agua.
Este señor lleva más de
treinta años de alcalde de Marinaleda, más de tres décadas viviendo del erario
público. El presupuesto del ayuntamiento que él preside en un 80 % proviene de
subvenciones públicas. El sistema que tanto critican, que tan dañino es para la
sociedad, es el que le financia, el que le da de comer y le permite vivir de un
sueldo público.
Además tenemos que
aguantar que el señor Sánchez Gordillo se dedique a rozar la apología del
terrorismo, apoyando a los presos etarras y reuniéndose con proetarras. Tenemos
que aguantar que en su despacho de la alcaldía tenga la bandera
inconstitucional de la república y la independentista andaluza, al estilo Bildu
o ERC, y no pase nada.
Tenemos que aguantar que
este señor sea apoyado por los dirigentes de Izquierda Unida, imagino que en
una calculada estrategia para mantener a su electorado más radical y para dar
la sensación de que siguen preocupándose por los trabajadores andaluces.
Esta no es la Andalucía
que yo quiero, no quiero la Andalucía del subsidio, no quiero la Andalucía que
vive de lo público. Qué pena que en Andalucía no haya muchas empresas como
Mercadona, que dan trabajo a más de 60.000 personas, ¡eso sí que es crear
riqueza!
Yo quiero una Andalucía
de emprendedores, de personas que trabajen por crear empresa. Para mí la
Andalucía que representa el Sr. Sánchez Gordillo es la Andalucía anclada en el
pasado, en llorar por llorar, para conseguir vivir sin dar un palo al agua; la
Andalucía del tengo derecho porque sí, porque yo lo valgo.
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