Hoy contamos con una
nueva colaboración del amigo de Desde el Caballo de las Tendillas, Antonio de
la Torre, que nos habla de los dos Pablo Iglesias que van a influir
decisivamente en el origen y el futuro del PSOE. ¡Feliz martes!
El devenir de los
acontecimientos, posibles negociaciones e infinidad de declaraciones de estos
días, tan revueltos en la política regional y municipal y, como consecuencia,
nacional, tras los resultados electorales del pasado veinticuatro de mayo,
merece una pequeña reflexión sobre algo que, al menos a mí, me parece cada día
más evidente.
En mi opinión, empieza a
tomar cuerpo real la más que delicada situación por la que atraviesa el Partido
Socialista Obrero Español, preso en una espiral descendente, iniciada por un
tal Rodríguez, del que se decía que “llegó a la Moncloa por Atocha”, a raíz del
mayor atentado terrorista registrado en España aquel trágico 11 de Marzo de
2004, y que a punto estuvo de “salir por Barajas”, tras el atentado de ETA que
se llevó por delante a dos personas en la T-4 el 30 de Diciembre de 2006 -pese
a lo cual volvió a ganar las elecciones generales de 2008 con una sarta de
mentiras (hágaselo mirar Sr. Rajoy)-, que no se vio muy mejorada con el corto
periodo que fue heredado por el novel Pérez, el perejil de todas las salsas
desde 1982.
EL PSOE, que como ya he
escrito alguna vez, lleva tiempo perdiendo letras de sus siglas, ya tiene
bastante perdidas las tres últimas en una deriva antisocial, medidas de 2010-11
sobre todo, poco representativa del mundo obrero excepto en lo que se refiere a
haber “reforzado” (tal vez deberíamos decir enriquecido) a los sindicatos,
especialmente al suyo, la UGT, y, desde luego, nada español, sobre todo después
de aquella promesa del citado Rodríguez a Maragall antes de las elecciones de
2004: “Pascual, aprobaremos en Madrid el Estatuto que venga aprobado por el
Parlamento de Cataluña” reforzada con su “brillante” apostilla: “la palabra
nación es un concepto discutido y discutible”.
Ahora, tras un nuevo
descenso electoral, que su Secretario General, que también quiso perder letras,
por cierto -en este caso las vocales-, quedándose en un impronunciable Pdr
Snchz, trató de vender como “triunfo”: “Hemos reducido la distancia con el PP”,
dijo -no don Pedro, el PP, con su batacazo, redujo la diferencia, que no es lo
mismo, porque el PSOE también perdió casi setecientos mil votos-, este partido
tiene la última oportunidad de no terminar con esos “cien años de honradez” y
algunos más de historia, tras el arduo esfuerzo que hicieron por ello la pareja
Rodríguez (ZP) y Pérez (Rb).
Si, como se viene
diciendo, el Partido Socialista acepta un acuerdo con el nuevo partido Podemos
con el único objetivo de “sacar del mapa político al Partido Popular”, como
repiten hasta la sociedad los líderes de ambos partidos, creo que firmará su
sentencia de muerte porque el sector más a la izquierda del partido de Ferraz
será engullido, con toda probabilidad, por la formación de corte venezolano del
“profesor” de la Complutense y los más centrados darán su voto, con bastante
seguridad, al partido de Albert Rivera, mientras dure, y recogedor ya de muchos
exiliados del casi desaparecido grupo magenta de doña Rosa Díez y otros
“desechos” de la izquierda.
Tendremos entonces un
caso curioso en la Historia, dos tocayos, de nombre y apellido Pablo Iglesias,
habrán marcado, directa o indirectamente, el paréntesis de la vida de un
partido político que se ha caracterizado por “adaptar”, por decirlo de forma
eufemística, la legalidad a su conveniencia, de una forma más descarada o
disimulada, según las épocas. Recordemos que el primero de los Pablo, el que
fuera uno de los fundadores del PSOE, por cierto fundado clandestinamente en
Madrid, el 2 de mayo de 1879, tipógrafo por más señas, fundador también del
sindicato UGT, cuando obtuvo el único escaño de esta formación en 1910, nos
dejó una contundente “declaración de intenciones” que se recoge en el Diario de
Sesiones del 5 de mayo: "El partido que yo aquí represento aspira a
concluir con los antagonismos sociales,... esta aspiración lleva consigo la
supresión de la Magistratura, la supresión de la Iglesia, la supresión del
Ejército... Este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita
adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita
realizar sus aspiraciones". Algo parecido al exabrupto que soltó hace
pocos días la que se postula como posible alcaldesa de Barcelona y paladín de
Podemos, la señora Colau: "Si hay que desobedecer leyes ‘injustas’, se
desobedecerán", y esto lo dice una persona que no pasó de primer curso de
Filosofía, gran “experta en leyes”, por tanto. ¡Cosas veredes, Sancho…!
Este segundo Pablo
Iglesias, con su marca o con las blancas, puede certificar la defunción del PSOE
si este, en su inopia, acaba cerrando pactos con el señor de la coleta, que le
acaba de dar su apoyo a Bildu en Pamplona permitiéndose el lujo de llamar “sinvergüenzas”
a los que critican este apoyo: "que corruptos y sinvergüenzas en Navarra
se atrevan a utilizar la memoria de las víctimas para decir yo tengo que ser
alcalde; mire, usted es un sinvergüeza", dijo, situándose claramente en
una posición que no deja dudas, al lado de los que llevan años, con distintos
nombres, “trabajando” por la desmembración y ruptura de España que, como dijo
Bismark: “Tiene que ser un país muy
poderoso, porque lleva siglos queriendo destruirse y no lo consigue”.
Confiemos en que ese
poder y sensatez del pueblo español se vuelva a poner de manifiesto antes de
que el dilema sea Partido Popular o Frente Popular. Y ya sabemos que las
izquierdas “o ganan en las urnas o ganan en la calle”.
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