Los sábados recordamos en
Desde el Caballo de las Tendillas; y hoy os traemos un artículo publicado en
febrero de 2014, en el que hablábamos de libertad y nos mostrábamos contra las
nacionalizaciones. ¡Feliz día!
Izquierda Unida ha
presentado una proposición no de ley en el Congreso de los Diputados en la que
pide la nacionalización de las empresas del sector energético para preservar el
interés general de este servicio y garantizar el suministro básico esencial a todos
los ciudadanos. Se basa la coalición de izquierdas en el artículo 128 de
nuestra Carta Magna, que contempla la intervención de empresas cuando así lo
requiera el interés general.
Según informaba Libertad
Digital, para IU es "inadmisible" la actual situación del sector
de la energía, por la que los ciudadanos "pagan cada vez más"
mientras las empresas recogen unos "beneficios impresentables".
En palabras del
responsable de política energética de Izquierda Unida, "ha llegado el
momento de hablar claro, tomar una decisión rápida y urgente" y acordar la
inmediata intervención de las empresas del sector. "Hay que adoptar una
decisión que nos libere de la dependencia energética, aplique tarifas sociales
y tenga el objetivo de aumentar las energías renovables", ha sostenido
Barrena antes de advertir de que el Gobierno "no tiene alternativa" y
"no sabe cómo resolver el problema".
Es lógico que los
comunistas de IU propongan la nacionalización de las eléctricas, y es lógico
que lo que se tenga que hacer sea todo lo contrario, porque un análisis serio y
realista de lo que está ocurriendo en este País en el sector energético lleva a
pensar que la única solución posible es una auténtica liberalización que
permita a las eléctricas competir entre sí, sino a los ciudadanos también
competir contra las eléctricas.
Y es que contamos con un
mercado energético surrealista, en el que más de la mitad del precio de la luz,
por ejemplo, es consecuencia de impuestos e imposiciones políticas. La
verdadera libertad para el ciudadano, vendría de la mano del fin de las
subvenciones y regulaciones del sector energético, terminando con el oligopolio
de las empresas eléctricas y el dirigismo estatal, permitiendo la
autogeneración de electricidad y sin olvidar una apuesta
por la energía nuclear. Solo así, liberalizando de verdad el
sector energético se podrá hacer más asequible la energía, porque nacionalizar
es arruinar.
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