Y seguimos recordando
durante este mes de agosto. Y revisando los artículos del blog me he topado con
este que os dejamos hoy, en el que hablábamos de transparencia y sindicatos. No
sé cómo estará la cosa a fecha de hoy, pero me temo que no habrá cambiado
mucho. ¡Feliz día!
Publicaba ayer Libertad
Digital y comentamos en Pensamientos
a Vuela Pluma que Comisiones Obreras y la Unión General de
Trabajadores se resisten a someterse a la Ley de Transparencia.
Resulta que los dos
sindicatos han exigido al Congreso de los Diputados que su sometimiento a
la Ley de Transparencia no limite su "completa autonomía
organizativa", ni suponga una "injerencia de los poderes
públicos" en la libertad sindical.
Consideran además que
no tienen que "dar cuenta de su financiación, su actividad y
los posibles conflictos de intereses entre su cargos y dirigentes", porque
no hay que confundir la obligación de los sindicatos con la de los partidos
políticos a la hora de dar cuenta ante el conjunto de la sociedad.
Y yo me pregunto, ¿cómo
se financian los sindicatos?, ¿son los sindicatos realmente autónomos?, ¿viven
de lo que ellos mismos generan, viven de las cuotas de sus afiliados?
Vistas las respuestas
queda claro que tienen la misma obligación que los partidos políticos, puesto
que ambas instituciones se financian de la misma forma, mayoritariamente de
subvenciones, de los presupuestos públicos.
Y lo mismo es aplicable a
las asociaciones empresariales, pues la CEOE tampoco acepta la Ley de
Transparencia y dice que no informará sobre el sueldo de sus directivos, ¡otros
que tal bailan!
Y seguro que muchos
dirigentes de estos sindicatos exigirán que la Iglesia, por ejemplo sea
incluida en la Ley de Transparencia y rinda cuentas, pero ellos no, claro,
ellos están por encima del bien y del mal.
Sin embargo su postura la
entiendo. Ellos están acostumbrados a hacer y deshacer, a vivir sin rendir
cuentas, a hacer de su capa un sayo y es normal que no quieran rendir cuentas,
que no quieran someterse al control del que los financia.
Esta es otra de las
reformas que necesitamos en este País, la de los sindicatos, al igual que la de
las asociaciones empresariales, para que dejen de formar parte de la casta que
controla el sistema, de la casta que vive del sistema, un sistema financiado
por todos.
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