miércoles, 11 de noviembre de 2015

AÑOS PERDIDOS...


Sinceramente no me apetecía nada volver a hablar de Artur Mas y su desafío separatista, pero lo ocurrido el lunes en el Parlamento de Cataluña es de la suficiente entidad para dedicarle, al menos, una entrada. Y es que escuchar los discursos de los independentistas por la mañana y el de investidura a la Presidencia de la Generalidad de la tarde me hizo poner el grito en el cielo, pues no comprendo como personas medianamente inteligentes pueden decir tantas tonterías (y mentiras) en tan poco espacio de tiempo.

Es verdad que nos encontramos en el campo de los sentimientos, pudiendo aplicarse la famosa frase de “el corazón tiene razones que la razón desconoce”, aunque a un político se le deba exigir que actúe atendiendo a la razón y deje los sentimientos a un lado, algo que en Cataluña está claro que no ha ocurrido. Y cuando se han mezclado los sentimientos con la política es cuando han empezado los problemas, porque cuando se entra en el ámbito de los sentimientos es difícil razonar, aunque se nos esté pidiendo actuar de manera ilegal, como se constató en el Parlamento de Cataluña.

Porque un parlamento autonómico no puede legislar y decidir sobre lo que le venga en gana. Y por eso el Parlamento catalán no tiene capacidad para decidir sobre lo que es o deja de ser España. Es como si el Parlamento de Andalucía le declara la guerra a Portugal, de chiste, ¿no?, pues igual la decisión del ‘Parlament’ de desconectarse del resto de España. Esa decisión no se puede adoptar y punto redondo.

Y como es una decisión ilegal, no ajustada a Derecho, pues el estado de derecho debe defenderse y actuar de forma contundente, como dijo el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, “aplicando solo la Ley, pero toda la Ley”, ni más ni menos. Y si unos cargos públicos adoptan una decisión ilegal pues habrá que actuar conforme establece la Ley, que para eso está. Y si hay que suspender de sus funciones al Gobierno catalán pues se le suspende, al igual que si hay que suspender a los diputados autonómicos. Así de fácil.

Y si las competencias de la Generalidad las ha de asumir el Gobierno de la Nación pues para eso está. Y de paso que expliquen de una vez cómo se ha mantenido el presupuesto público en Cataluña durante estos últimos años, como se han pagado los servicios públicos de los que disfrutan los catalanes.

Porque estoy seguro de que si se suspendiera la autonomía catalana no pasaría nada e incluso muchos empezarían a respirar tranquilos de ver como la administración deja de gastarse sus impuestos en delirios separatistas y empieza a invertir pensando en la gente normal. Estoy seguro que seguiría saliendo el sol, la gente seguiría yendo a trabajar cada día y las protestas durarían un par de tardes.

La pena son todos estos años perdidos, permitiendo que el nacionalismo se haya dedicado a comer cabezas, a lavar cerebros en colegios y a vender mentiras. Porque eso lo ha permitido el Gobierno de España. Han sido años perdidos para España (incluidos los catalanes) y ganados para los separatistas. Años que van a ser muy difíciles de recuperar...

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