Hoy contamos con una
nueva colaboración de Antonio de la Torre, en la que nos da su opinión sobre
los atentados del pasado viernes en París y los relaciona con otros atentados
de los últimos años, especialmente el 11M. Como siempre, muy interesante la
visión de este buen amigo de Desde el Caballo de las Tendillas…
En primer lugar, mis
disculpas, si mi título no se ajusta a un francés académico, que tengo un poco
oxidado. En cualquier caso, el lector que sepa francés, a buen seguro, lo
entiende y para el que no tenga ni siquiera rudimentos de la lengua de Molière,
lo traduzco encantado: “YO NO SOY FRANCÉS; PERO ME GUSTARÍA SERLO”, en estas
ocasiones, añado.
Hecha esta aclaración,
vamos con mis reflexiones sobre el trágico y despiadado atentado del pasado
viernes noche en París que, de momento, arroja una cifra de ciento veintinueve
muertos y más de trescientos heridos, muchos de ellos de gravedad extrema, lo
que podría aumentar el número de víctimas mortales. Vaya, por tanto, ante todo,
mi solidaridad con los familiares de las víctimas y mi oración por ellas que,
como estamos sabiendo, pertenecen a diferentes nacionalidades, española
incluida.
Un horrible atentado que
refleja, en primer lugar lo malnacidos de sus autores, venidos al mundo ya en
Europa, que rompen de raíz la conocida frase ‘es de biennacidos ser agradecidos’
y que, en lugar de eso, ‘muerden la mano que les dio de comer’ y acogió sin
condiciones a sus padres o abuelos. Claro que esas deslealtades no son
exclusivas de fanáticos islamistas, pero ese es otro tema.
Ante este condenable y
repugnante hecho, resulta imposible no recordar los últimos y más importantes
atentados terroristas de estos años en países occidentales y, aunque en el Siglo
XX también los hubo muy importantes -en España lo sabemos bien, por desgracia,
o en Escocia, por citar sólo algunos-, voy a citar especialmente los ocurridos
en este Siglo XXI: 11-S-2001, Torres Gemelas –Nueva York; 11-M-2004, Estaciones
de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia – Madrid; 7-J-2005, Metro y autobús –
Londres y, el último, hace menos de setenta y dos horas, 13-N-2015, en París.
En un breve repaso, sólo estos cuatro atentados, dejaron un elevado número de
víctimas, muertos o heridos: casi tres mil y seis mil, respectivamente, en
Nueva York; ciento noventa y dos y más de mil quinientos en Madrid; cincuenta y
seis y setecientos, en Londres y los ya mencionados del pasado viernes en
París.
Es de destacar la
diferencia de comportamiento y reacción de la sociedad que se pudieron observar
tras los atentados de Nueva York y Londres y, estamos viendo ahora con el de
París, y el registrado en España –Madrid en particular- tras el perpetrado en
los trenes de cercanías madrileños. En
los tres países en cuestión, USA, Reino Unido y Francia, la reacción fue y ha
sido la de la unión del pueblo contra la barbarie, en torno a un gobierno, del
color que fuera, y a la bandera y el himno de la nación, nada más lejos de la
que se produjo en España tras la masacre de Atocha aquellos días de Marzo de
2004.
Recordaremos cómo, a las
pocas horas de las explosiones, se empezó a culpar al Gobierno de Aznar por su
“participación” en la segunda Guerra de Irak; a Rubalcaba infringiendo el
silencio de la jornada de reflexión ante las elecciones generales –que nunca
debieron celebrarse en ese estado de ánimo, dicho sea de paso-, del día
siguiente: “España se merece un Gobierno que no mienta” –como los suyos, del
PSOE, añado, cuya característica más destacada ha sido la mentira, amén de la
corrupción, que es otra forma de mentir y engañar a la sociedad-; la
convocatoria vía SMS –todavía no existía WhatsApp ni Twitter- para manifestarse
ante la sede del Partido Popular de Génova, 13 y en otras provincias. A mi
juicio, que se celebraran esas elecciones generales, tres días después de los
atentados fue el último gran error de Aznar, de los varios que cometió en su
segunda legislatura, tras una primera brillante que le otorgó mayoría absoluta.
No voy a hablar aquí de mi opinión sobre la posible autoría de los atentados
del 11-M, que ya he dejado en varios artículos con motivo de los aniversarios
de la masacre, “Once
años después del 11M… Y sigue la incógnita” fue el último.
Quiero destacar, por ser
lo más reciente, la reacción de la sociedad parisina y francesa en general, así
como la del Gobierno francés –que no goza de mi simpatía, por cierto- pero que
motiva la segunda parte del título de mi artículo de hoy “me gustaría ser
francés”, como aclaro, algunas veces, y que me produce envidia sana, en casos
como estos.
Primero, los asistentes
al partido amistoso Francia –Alemania, abandonando el campo cantando al unísono
el Himno Nacional Francés, La Marsellesa. Después las inmediatas declaraciones
del Presidente del Gobierno, François Hollande, diciendo sin temblar: “Nous
serons impitoyables” (seremos implacables) y, por último, la no menos inmediata
reacción, bombardeando –ayer mismo- la capital del IS -Estado Islámico- o, como
dijo ayer el Ministro de Interior francés, cerrando las mezquitas en las que
“se predica el odio”, verdaderos ‘centros de formación’ yijadista, de las que,
probablemente, algunas tenemos en España.
¿Alguien se imagina a
Aznar aquel 11-M diciendo, por ejemplo, “no se van a celebrar las elecciones del
próximo domingo ante lo que parece un intento de alterar nuestro sistema
democrático” o, pocos días después, cuando ya había muchas evidencias sobre los
motivos del atentado y se había producido el vuelco electoral “todo apunta a
que lo ocurrido en los trenes de cercanías estaba encaminado a dar un vuelco a
lo que anunciaban las encuestas”, como, sin duda, sospechaba o algo más? O que,
después de la pantomima de juicio que confirmó la “versión oficial”, que
interesaba a casi todos, el ya Jefe de la Oposición, Mariano Rajoy, dijera –y
cumpliera, claro- que “cuando lleguemos al gobierno, no pararemos hasta que se
sepa toda la verdad sobre el atentado del 11-M”.
Recordemos también que,
una de las primeras decisiones del gobierno de Rodríguez ZP, con su ministro de
Defensa Bono de principal protagonista (¡qué fiesta sin la tía Juana!)–el de
los ‘bolsillos de cristal’ que dijo, entre otros disparates, “prefiero morir
que matar”-, fue retirar las tropas españolas de Irak que, contra lo que se decía
–otra mentira amparada, si no inspirada, por el PSOE-, nunca fueron allí en
misión de guerra sino como ayuda humanitaria.
¿Sería concebible que el
presidente de un partido francés hubiera podido decir que La Marsellesa es una
“cutre pachanga fachosa” o que la bandera de los franceses “es un trapo”? como
ha hecho el de uno de los nuevos partidos –que se vende con ínfulas de
presidente de gobierno, por cierto- o que, su jefa de prensa gritara “putos
fachas” como parece que hizo ayer tras la entonación del himno ante la Embajada
francesa en Madrid. Cierto que de este personaje de la coleta se puede esperar
cualquier cosa como demostró negándose a adherirse al pacto antiyijadista
propuesto por el Presidente del Gobierno.
Por eso comentaba ayer en
Twitter que había una “pequeña” diferencia entre Francia y España, y que tras
estas reacciones de “je suis Paris”, que están muy bien, por supuesto, pero que
durarán poco, como nos tienen acostumbrados –recordemos lo que duró ‘je suis
Charlie’ en Enero pasado-dentro de tres o cuatro días veremos a todos estos
“buenistas progres” de la izquierda en manifestaciones con banderas
bolivarianas, republicanas y esteladas, cuando no justificando las actuaciones
terroristas “en defensa de esos supuestos derechos” que, para ellos, no emanan
de las correspondientes responsabilidades como correspondería a una sociedad
desarrollada y verdaderamente democrática.
Termino recordando
algunas frases del expresidente francés Nicolás Sarkozy en su discurso
inaugural del Campus FAES de este año, que cobran especial actualidad: “España
está a 12 Km de África y es la frontera Sur del Área Schengen”, lanzando la
pregunta “¿se puede continuar ignorando este problema?” y diciendo que “hay que
cambiar las políticas Schengen” y que, “aún creyendo en la libertad de
circulación, hay que establecer límites para los que quieran venir a Europa”. Tras
dejar claro que su modelo de concepción política está basado en la tolerancia y
el libre mercado dijo que “cuando hay que hacer la guerra hay que hacerla
completamente, para ganarla, no a medias” y que “hay que adaptar la situación a
la realidad, pero no podemos permitir que quieran destruir nuestra sociedad, lo
que se convierte en un asunto de valentía y voluntad”. Aquí
dejo el enlace para quien quiera ver más.
Lo último que ha dicho
Sarkozy tras estos atentados ha sido que expulsen “manu militari” a "los
imanes que recen oraciones de signo radical" y que se cierren sus
mezquitas.
Lo dicho, ¿alguien se
imagina a nuestro Presidente pronunciando esas claras y contundentes frases que
no dejan posibilidad al error y que muchos españoles apoyaríamos o al Jefe de
la oposición, Pdr Snchz ‘el breve’, pidiendo lo que pide su homólogo francés? Animo a Rajoy a practicarlas con Cataluña –que
no son terroristas, pero quieren ‘matar’ la Unidad de España- y decirle a los
separatistas “hasta aquí han llegado” aplicando con el máximo rigor las leyes y
al Secretario General del PSOE a apoyarlo sin ambages ¿Será por pedir?
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