Los domingos en Desde el
Caballo de las Tendillas son para recordar. Y hoy os traemos un post de junio
de 2014, en el que Empresarios del 9 largo nos hace una comparación sobre el
trato que se dispensa al espíritu emprendedor en los países anglosajones y en
nuestra España…
Los emprendedores no
crecen en los árboles…. O de cómo Bill Gates o Steve Jobs habrían pasado por la
cárcel en España.
Recientemente he
participado en un curso de automotivación (empieza a estar claro que no va a
venir nadie a motivarnos si no lo hacemos nosotros mismos). Y en dicho curso se
hablaba del Best seller FISH, y se proyectaba un video del establecimiento y
“método” de trabajo de la pescadería origen de esta corriente de método de
gestión de recursos humanos y empresarial, si queremos verlo así. Pero al ver
el video, yo pensaba, “a estos en España las clausuran el chiringuito”.
Implicación del empleado,
participación del cliente… hacer una experiencia única. Pues venden pescado… y
en las imágenes se ve a clientes a los que les acercan el pescado para darle un
beso, y como cuando compras algo, lo lanza el trabajador que vende, al que pesa
y cobra. Clientes tocando el pescado sin guantes…. Uy uy uy, si esto se le
ocurre a unos simpáticos pescaderos de Cádiz duermen en el “penal” del Puerto
I, II o III a elección del consumidor.
No es el único caso, la
historia empresarial, y su literatura, está llena de ejemplos del espíritu de
aventura, riesgo, negocio, que tienen los países anglosajones, y que aquí
serían tachados de fricada. ¿Un menor montando un negocio en su garaje, o
vendiendo apuntes en el colegio? Terminaría en un reformatorio, o a sus padres
les quitarían la custodia. Trabajo infantil o cualquier excusa sería buena.
No hace falta ser un
aficionado a la literatura de negocios, simplemente con ver algunas películas
como las dedicadas a Steve Jobs, o la más genérica “Piratas de Syllicon
Walley”. En ellas se ve las condiciones de trabajo, en los garajes donde
nacieron algunas de las mayores empresas del mundo. Aquí no habría inspector de
trabajo que no los clausurase, ya sabéis, sillas ergonómicas, y todas esas
cosas. Pero es aún peor, ¡trabajando sin contrato!, ¡los amigos y familiares
echando una mano!, sin horarios, sin pagas extras… se me ocurren un trillón de
normas europeas, estatales, autonómicas, provinciales, de la mancomunidad,
locales, y de la excelentísima comunidad de vecinos que incumplían estos chicos.
Basta, por ejemplo, las
fiestas de Apple con Steve Jobs a la cabeza, donde se entregaban camisetas, y
se homenajeaba, a los trabajadores que habían echado más de 90 horas a la
semana…
Lo dicho… estos aquí
hubiesen acabado en la cárcel y no como los muchos concejales/as de urbanismo
que hemos tenido.
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