Hoy recordamos en Desde
el Caballo de las Tendillas y os traemos este artículo publicado en junio de 2012,
en el que hablábamos del derecho a ser escolarizado en castellano en Cataluña
reconocido por una sentencia del TSJ, algo que parece no está ocurriendo en la
actualidad, por lo que esta polémica sigue vigente. ¡Feliz sábado!
Leo en el periódico La
Razón la siguiente noticia: “El TSJ de Cataluña reconoce el derecho a ser
escolarizados en castellano. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña
(TSJC) ha reconocido el derecho de cuatro familias a que sus hijos sean
escolarizados con el castellano como lengua vehicular en la enseñanza”.
Cualquiera que no conozca
la realidad que se vive en Cataluña podría pensar que existen problemas entre
el catalán y el castellano. Y los problemas, por lo general, sólo se presentan
cuando un castellanohablante pretende relacionarse con la administración y
otros entes institucionales, donde el catalán es la lengua exclusiva, por
imposición de los políticos.
En el día a día de
Cataluña, entre los ciudadanos normales, ambas lenguas se mezclan y se utilizan
a la vez, no es raro que entre dos conocidos uno hable en catalán y el otro
conteste en castellano, y no pasa nada.
El problema viene cuando
una persona solicita en una administración un formulario en castellano o que en
el proceso del que sea parte desea que la lengua que se use sea la de
Cervantes, en esos casos sí comienzan los impedimentos y las trabas.
Y la sentencia del
Tribunal Superior de Justicia de Cataluña es muy importante, porque reconoce un
derecho fundamental de todos, recogido en la Constitución, el derecho de todos
los españoles a conocer y usar el castellano (artículo 3). Por eso espero que
el Gobierno central y la Justicia obliguen a la Generalitat a dar el derecho a
poder escoger el castellano como lengua vehicular en la educación, a todos los
niveles. Que cada familia tenga el derecho a elegir, sin imposiciones de unos u
otros, que cada uno pueda elegir la lengua en la que se quiere relacionar con
la administración. De esta libertad, del respeto a ambas lenguas pueden
aprender los políticos de los ciudadanos de a pie, pues en su día a día la
mayoría respetan y utilizan ambas lenguas.
Espero que la sentencia
no sirva sólo para enmarcarla.
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