miércoles, 27 de julio de 2016

BARCELONA LE DEBE MUCHO A SAMARANCH


Se trata de personas con escasa formación de todo tipo. Muchos de ellos carecen de estudios universitarios y de lo que es más importante, de formación humana. No conocen la historia y el devenir de la sociedad a la que representan. Y si a eso le unimos su odio hacia el contrario pues tenemos la cuadratura del círculo. Y eso es lo que ha ocurrido en muchos ayuntamientos de nuestro País, destacando el de Barcelona que ahora pretende esconder y olvidar la figura de Juan Antonio Samaranch.

Poco se ha de decir del que fuera presidente del Comité Olímpico Internacional durante décadas, una persona que ejerció de español, de catalán y, por supuesto, de barcelonés. Una persona que llevó el nombre de su ciudad, Barcelona, por todos los continentes. Algo que jamás podrán hacer los actuales rectores de la Ciudad Condal.

Y es que el primer teniente de alcalde de Barcelona, un tal Gerardo Pisarello (un barcelonés de toda la vida) considera conveniente retirar del consistorio una estatua en recuerdo de Samaranch, por su pasado “controvertido” y también se pretende eliminar su nombre del Museo Olímpico y del Deporte de Barcelona.


Y todo porque Samaranch durante la época del régimen franquista ocupó cargos de responsabilidad y defendió al dictador. Pero esa no es la verdadera razón, creo que lo que realmente lleva a esta gente a vengarse de esta forma de la figura de Samaranch es que este señor nunca se plegó ante el nacionalismo, como hicieron otros muchos franquistas que no tardaron en proclamar su amor por una Cataluña independiente en cuanto vieron la posibilidad de seguir progresando en esta nueva etapa controlada por los nacionalistas.

Es muy triste que personajes de medio pelo como estos pretendan retirar los reconocimientos a personas como Samaranch, que hicieron tanto por Barcelona y Cataluña, porque en gran parte gracias al ex presidente del COI Barcelona es una ciudad mundialmente reconocida. Pero si triste es esa situación más triste es que los barceloneses no tomen nota y dejen de consentir estas cosas, porque Barcelona le debe mucho a Samaranch.

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