Donald Trump será el
próximo Presidente de los Estados Unidos de América, la nación más importante
del planeta y la que ejerce una mayor influencia sobre occidente y, por
supuesto, sobre los españoles. Una victoria que ha cogido por sorpresa a la
inmensa mayoría, pues eso no era lo que decían las encuestas y los medios de
comunicación, medios que se han dedicado a demonizar la figura del candidato
Republicano. Pero ahí está, ha logrado la victoria en las elecciones del 8 de
noviembre y por algo será, porque estoy seguro de que el pueblo norteamericano
no es tonto y sus razones tendrá.
Pero hoy no quiero hablar
del proceso electoral ni de las decisiones de los americanos, sino de las
consecuencias que este previsible cambio de rumbo en las políticas de los
Estados Unidos puede tener en nuestras vidas. Y sinceramente creo que tenemos
ante nosotros una oportunidad.
Sí, la vieja Europa tiene
la oportunidad de cambiar muchas de sus actitudes, de cambiar su influencia en
el mundo, en definitiva, de tomar conciencia de lo que somos y de empezar a
tomar la iniciativa. Algo a lo que parece nos va a obligar Donald Trump. Pero
claro para eso se necesita unidad en la acción política y lo más importante,
valor y dinero. Y actualmente Europa carece de esas cualidades. Porque no
estamos dispuestos a que nuestros militares entren en combate, (porque para eso
ya están los americanos ) y tampoco queremos invertir en nuestra defensa.
Soy consciente de que
este es un análisis muy ligero y de que los problemas son mucho más
importantes, pero como hemos dicho ya en otras ocasiones en estas mismas
páginas la
vieja Europa ha de reaccionar y se
ha de defender porque el ‘tío Sam’ parece que se ha cansado de
sacarnos las castañas del fuego, algo que llevan haciendo muchos años.
Es la hora de Europa,
aunque estoy seguro de que no nos pondremos de acuerdo, porque la vieja Europa
está muy acomodada en su idealismo.
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