Este artículo desarrolla y complementa otro que se publico en
abril en el mismo blog y cuyo título es "El
día que logramos la democracia". Es aconsejable leer ambos, ya que el
anterior describe una simulación narrativa de un sistema democrático.
Simplemente y por cuestión de nomenclatura, denominaremos democracia
constitucional al conjunto de doce puntos que a continuación se exponen, en contraposición
al sistema que tenemos ahora. En estos momentos, nuestras peticiones (y las de
todos los ciudadanos) dependen de la "buena voluntad" de los
políticos, o de si ellos "se sienten presionados" por las protestas
civiles presentadas en la calle o algunos medios. Eso implica que los
resultados no dependan de la forma en las que están estructuradas y
relacionadas las formas de poder con respecto al ciudadano. Lo que a
continuación se expone, para su estudio, nos daría la mejor herramienta que
jamás se ha inventado, hasta ahora, de estructurar las relaciones de poder
entre el estado y la sociedad civil; en una democracia constitucional tendríais
en el congreso a un diputado elegido con un mandato imperativo en el bolsillo;
es decir, lo mandaríais al congreso para que se pelearse por aquello por lo que
lo habéis votado. Estos puntos garantizan dos sencillas normas: para que haya
democracia es necesaria la división de poderes y la representación del
ciudadano.
Estas normas se muestran desnudas completamente de ninguna
ideología, ya que sólo enmarcan el reglamento básico que debe cumplir la
democracia.
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Diestro…
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