Se supone que lo
mínimo que se le debería exigir a un político es coherencia, sobre todo entre
lo que dice y lo que hace; porque sino el político se vuelve un hipócrita o
vende motos, algo desgraciadamente a lo que estamos bastante acostumbrados. Y
esta pasada semana en Córdoba hemos tenido un claro ejemplo de lo que no debe
ser un político.
Y es que resulta que
al CogobierNO que lleva las riendas de la Ciudad de los Califas (y a sus socios
de Podemos) siempre se les llena la boca defendiendo lo público, defendiendo
las empresas públicas y acusando al Partido Popular de querer privatizar los
servicios prestados por estas. Y ahora llega la izquierda y se dedica a
privatizar servicios públicos, como ha ocurrido con la gestión de las zonas
verdes de Córdoba. Sí, PSOE e IU han privatizado gran parte del servicio de
parques y jardines, dejando la gestión en manos del grupo ACS, sí de una
empresa del paradigma del mal Florentino Pérez.
Y yo me alegro de que esto ocurra, pues Ambrosio, García y compañía reconocen su incapacidad para gestionar y resolver los problemas de Córdoba ya que han de pedir el auxilio de empresas privadas para que les saquen las castañas del fuego. Y además les he de dar la bienvenida al sentido común, a la lógica, y a que se hayan dado cuenta de que privatizar no es malo.
Pero de lo que no me alegro es de la hipocresía y falta de coherencia de la alcaldesa de Córdoba y de sus socios de CogobierNO, porque han demostrado que son unos hipócritas y que su discurso es solo eso, un discurso con el que engañan a los cordobeses, ya que no hacen lo que dicen. Ahora ¿quién se va a fiar de ellos?
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