Los sábados recordamos en Desde el Caballo de las
Tendillas y hoy, tras los altercados ocurridos en las manifestaciones de
taxistas de Barcelona, os traemos este artículo publicado en julio de 2012, en
el que pedíamos que se garantice el derecho a trabajar.
Ver ayer en toda la prensa las imágenes de los taxis
apaleados y pintados, como el estado del vehículo que incluyo en este artículo
me ha llamado mucho la atención, me ha indignado.
Resulta que los taxistas de toda España se
manifestaban, en una jornada de huelga, contra la intención del Gobierno de la
Nación de liberalizar el sector. El Gobierno pretende suprimir la limitación
que permite la actividad de un vehículo de arrendamiento con conductor por cada
30 taxis. Pero se han pasado de la raya.
Las imágenes de televisión son impactantes, se ve a
personas (taxistas, supuestamente), atacando a taxis que no estaban secundando
la huelga. Abriéndoles las puertas en marcha, tirándoles huevos y apaleándolos;
con el consiguiente peligro para los ocupantes de los vehículos.
Y sólo se han detenido a cinco personas, cuando me
temo que han sido muchos más los animales que han participado en estos
altercados. ¿Dónde estaban las fuerzas de orden público? ¿qué seguridad se
brinda a los ciudadanos? ¿para cuándo una ley de huelga seria y moderna?
No sé si a la policía esta situación le ha pillado
“por sorpresa”, o si los altercados se han originado en distintos puntos de
Madrid, pero sólo cinco detenidos me parecen muy pocos. Ayer los ciudadanos que
se vieron implicados en esta situación debieron sufrir verdadero pánico, viendo
como su integridad física peligraba.
Este País necesita muchas reformas, casi todos los
días hago mención a alguna de ellas. Y una de las reformas que precisa es la de
la ley de huelga. Se ha de adaptar la legislación sobre el derecho
constitucional de huelga a las necesidades de la actual sociedad en la que
vivimos.
Y las actuaciones de los piquetes deben ser sancionadas
con dureza, pues si una persona tiene derecho a hacer huelga otras personas
también han de tener derecho a trabajar o a desarrollar su vida normal. El
Estado ha de garantizar el derecho a la huelga, pero también el derecho a
trabajar.
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