España
vive momentos delicados, momentos difíciles en los que debería imperar la
prudencia y la sensatez, algo de lo que muchas personas carecen. Tenemos
problemas serios que deben ser afrontados con toda la firmeza posible, pero
también con la suficiente capacidad como para que se pueda lograr una solución
mediante la negociación, siempre que exista voluntad por todas las partes
implicadas, claro está. Una voluntad de la que carecen tanto los separatistas
como la extrema izquierda.
La
falta de voluntad de los separatistas está quedando patente en este proceso de
ruptura de España, pues con sus decisiones no están dejando ninguna puerta
abierta, más bien al contrario. Están tirando demasiado la cuerda, actuando de
manera ilegal, provocando su ruptura y poniendo al Gobierno de España al
límite. Algo de lo que, seguramente, se arrepientan cuando constaten que sus
anhelos separatistas no van a ningún lado.
Y
la falta de voluntad, o más bien el radicalismo, también está muy presente en
la extrema izquierda, algo que hemos podido constatar este fin de semana.
Resulta que Podemos organizaba ayer un acto en Zaragoza en el que aglutinaba a
diversos partidos de su órbita, un acto al que se presentaba un grupo de personas
a increpar a los asistentes. Es decir, se organizaba un escrache a los maestros
de esta forma de acoso. ¡Y han montado en cólera! Sí, los asistentes a este
acto han denunciado que los manifestantes no les permitían abandonar el
recinto, que eran increpados y demás…, acusándolos de fascistas, entre otros
calificativos.
Y
aunque desde estas mismas páginas siempre hemos condenado la violencia, tanto
física como verbal, también hemos de decir que ellos, los podemitas, de la mano
de su líder, Pablo Iglesias, en más de una ocasión han justificado la violencia
cuando la han ejercido “los suyos”, llegando a decir el propio líder de Podemos
que se ha emocionado viendo como unos manifestantes radicales agredían a un
policía.
Así son unos y otros, unos radicales que solo miran por su interés y que solo critican y montan en cólera cuando ellos son los perjudicados, mientras tanto no les importa romper un país o quebrar una sociedad, porque ellos van a la suya, caiga quien caiga, siempre que no sea de ellos.
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