Asistí el lunes a la séptima sesión del ciclo organizado por
las Fundaciones “Villacisneros” y “Valores y Sociedad”, que viene
desarrollándose en Madrid desde el mes de Enero y que presentó entonces María
San Gil: “Fortalecer España es algo que ya no puede esperar” -pasaron
ocho meses y sigue esperando- e inauguró José Mª Aznar: “La tarea nacional más urgente es
sellar las brechas, social, territorial y política” -que no sólo no se
sellan sino que aparecen estos días más abiertas que nunca-.
Desde entonces, bajo el mismo epígrafe, EL NECESARIO FORTALECIMIENTO DE ESPAÑA, se han celebrado siete
sesiones en las que han intervenido representantes de la Sociedad Civil -“El coraje cívico en la defensa de España”-;
académicos -“El Fortalecimiento de la
Nación”-; políticos de diferentes partidos que hablaron sobre “El Fortalecimiento de la Verdad” -frente
a las mentiras del nacionalismo- y sobre “El
Fortalecimiento de la Democracia y el Estado de Derecho” -; medios de
comunicación con -“El Fortalecimiento de
la conciencia de España”-, y esta última, ya citada, que versó sobre “El fortalecimiento de la Lealtad”, referida
en este caso a la situación actual de Navarra.
La presentó Jaime
Mayor Oreja que -una vez más, y van…- expresó su preocupación sobre la crisis de Nación que vivimos, motivada
según él “por la crisis de valores -en lo que coincido- y los
complejos de los españoles ante los nacionalistas” -yo le preguntaría
al Sr. Mayor Oreja, al que sinceramente aprecio, si el complejo es ‘de los españoles’ o de los políticos españoles, de su
partido en particular- y el periodista navarro José Luis Pérez -Director de Informativos
COPE- moderó la intervención de Ana
Beltrán, Presidente del PP navarro, y Javier
Esparza, su homólogo de UPN; Ignacio
Murillo, director del periódico digital -Navarra.com- y Joaquín Villanueva, Presidente del
Círculo de Navarra.
Bajo el título de la sesión aparecían dos interesantes preguntas
que dejaban abiertas varias posibles respuestas: “¿Qué está pasando en Navarra?” y “¿Cómo se puede reforzar la alternativa?”, que el moderador planteó
a los invitados después de decir que uno de los problemas principales era que “Navarra
ya no es protagonista ni referencia en los medios nacionales”. Comenzó
Ana Beltrán que respondió a la primera pregunta atribuyendo el deterioro a la
actual coalición de gobierno liderada por la nacionalista Uxúe Barcos. Geroa
Bai -“marca blanca del PNV”, señaló Ignacio Murillo-, EH BILDU,
Podemos e IE (IU), pretenden que “Navarra
desaparezca como comunidad foral y se integre en Vascongadas” -País
Vasco, dijo ella, demostrando que nacionalismo e izquierda siguen ganando la
batalla de la terminología-. Achacó al “adoctrinamiento de los jóvenes”, a
los que “se les impone el aprendizaje del euskera” -como antes, no dijo
vascuence- incentivando con subvenciones -rutas y comedor- “sólo a los que estudian esa
lengua” y tratando de imponer la ikurriña vasca -presente en los
edificios públicos-, para lo que “han derogado la Ley de Símbolos”.
Aseguró que “la gestión del gobierno está empobreciendo la región al impedir la
llegada del AVE o el Canal de Navarra”, y que se está produciendo una
fuga de empresas por la inseguridad existente. Concluyó apelando a la demandada
derogación de la Disposición Transitoria Cuarta, que fue calificada como un
“guiño” al nacionalismo vasco a la hora de redactar la Constitución Española,
dijo que “Navarra no aguanta otra legislatura de gobierno nacionalista”
y añadió que “los partidos constitucionalistas debemos unirnos y trabajar juntos
para impedir que vuelvan a hacerse con el poder”, en lo que Javier
Esparza estuvo de acuerdo. Un llamamiento a la “unidad” entre
los representantes de UPN y PP que -en mi opinión-no deja de ser una clara contradicción ya que, ambos
partidos, comparecen de manera independiente a la mayoría de las elecciones siendo
prácticamente idénticos -como dijo en su pregunta el Presidente de la Fundación
Villacisneros, suscitando un cerrado aplauso-, lo que a mi juicio demuestra muy
poca generosidad por parte de los
primeros -sobre todo-, ya que el PP -craso error- permitió no “existir” como
tal en Navarra durante muchos años.
Añadió también Esparza que “el pacto de Barcos con BILDU -los amigos de los asesinos etarras- era indecente e inmoral” y que “la
alternativa era hablar claro, frente al mensaje de nacionalistas y radicales,
cuyo objetivo es romper España” y recordó la calidad de vida que existía
en Navarra en los veintitrés años de gobierno de UPN y que Navarra había
ayudado a construir España, “en cuyo escudo, el de la región ocupa uno
de sus cuarteles”.
Por su parte, Ignacio Murillo dijo que “el PNV hace en Navarra, a través
de Geroa Bai, lo que no se atreve a hacer en Vascongadas” y que el
actual gobierno “está acabando incluso con las tradiciones navarras”, como el
martirio de San Fermín, que se conmemoraba precisamente el 25 de Septiembre.
Tras comentar que “quien gobierna en la sombra es Adolfo Arráiz”, condenado por
colaboración con ETA, pidió a los partidos constitucionalistas que busquen “puntos
de encuentro ofreciendo una alternativa conjunta frente a los nacionalistas para
evitar que Navarra sea una nueva Cataluña”.
Por último, Joaquín Villanueva se preguntó si “Navarra
dejaba escapar el tren de la recuperación económica” y lanzó duras
afirmaciones contra el nacionalismo al decir que “no existe experiencia nacionalista
cuyos resultados no hayan sido malos o catastróficos” -véase si no Cataluña,
añado yo, con una deuda de 70.000 millones de €, considerada bono basura- así
como que para ellos “el hecho diferencial que repiten no es sino la supuesta
superioridad que se atribuyen en el supremacismo que los caracteriza”.
Destacó la negativa de BILDU al desarrollo -autopistas, embalses, AVE- y cerró
su alegato diciendo que “la búsqueda de identidad a través del
territorio no es más que una vuelta a la Edad Media”, lanzando dos
preguntas al aire: “¿Dónde está la doctrina sobre el nacionalismo?” y “¿Cómo,
algo tan pobre, tiene tanto eco, sobre todo en los jóvenes?” respondiéndose
a esto que es producto de la educación, convertida en adoctrinamiento. Por
último hizo un llamamiento a la “mayoría silenciosa” para que deje de serlo y se
facilite “la refundación y la regeneración desde la Sociedad Civil” y
concluyó recordando que “sólo hay cinco países en el mundo que han
multiplicado por cien su nivel de renta, cuatro orientales y España”. Fue
el más aplaudido.
Cerró la sesión J. L. Pérez, entre pesimista y preocupado,
preguntándose “¿qué se hizo mal para llegar a
esta situación?”, a lo que hubo distintas
respuestas, “los medios se plegaron y caló el mensaje nacionalista” -I.
Murillo-; “la crisis redujo un 25% los ingresos, lo que fue difícil de
gestionar” -J. Esparza- y “No podemos jugarnos el futuro de Navarra por
intereses y particularismos” -A. Beltrán, que resaltó que UPN, PP y PSOE siempre han
votado al unísono en las cuestiones de calado-.
Curiosamente, ninguno se preguntó quién diseñó el
insostenible sistema de las autonomías ni cómo recuperar competencias
-especialmente Educación, Sanidad y Justicia- por parte del Estado Central, que
es -a mi juicio- donde está el origen del daño y, al mismo tiempo, la
alternativa que solucionaría muchos de los problemas acuciantes que asuelan
España y amenazan la Unidad -con mayúsculas- de sus regiones e intereses
comunes. Desde la diversidad que se quiera, pero bajo el mismo paraguas, que ya
teníamos, y que se dejó “volar” por la “tempestad” caciquil y pueblerina de los
reyezuelos de unas taifas que están llevando España a la ruina, moral, social y
económica.
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