Los sábados recordamos en
Desde el Caballo de las Tendillas y os traemos este artículo publicado en
noviembre de 2014, coincidiendo con la convocatoria del referéndum ilegal que
se celebró aquel año. Algo que repetimos, pues está más vivo que nunca…
De un tiempo a esta parte vengo escuchando a gran parte de la progresía de este País defender la consulta independentista catalana, argumentando principalmente que los catalanes tienen derecho a decidir su futuro. Entre otros de los que mantienen estos argumentos nos encontramos a reconocidos ‘progres’ como Joan Manuel Serrat, Miguel Bosé o Ismael Serrano.
El argumento en sí mismo es
muy válido y casi cualquiera al que se lo presenten lo compartiría, es decir,
te dicen que los catalanes tienen derecho a opinar, a que se les escuche y,
sobre todo, tienen derecho a decidir sobre su futuro. Bien, es como lo de la
chica en el concurso de belleza que dice que está a favor de la paz y en contra
de la guerra, algo con lo que cualquiera está de acuerdo.
El problema viene cuando uno
empieza a buscarle encaje legal a esta aspiración de algunos catalanes. Está
claro que los catalanes tienen derecho a decidir su futuro, como el resto de
los españoles, y para eso se celebran elecciones y se eligen a los
representantes en las distintas administraciones, pero de ahí a que una parte
de España decida sobre lo que va a ser España va un mundo.
Para empezar porque para
trocear España lo primero que hay que hacer es cambiar la Constitución, ya que
esta en su artículo dice textualmente: <<La Constitución se fundamenta en
la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de
todos los españoles, y reconoce el derecho de autonomía de las nacionalidades y
regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas>>; con la
lectura de este artículo ya deberían finalizar todas las ansias de referéndum
porque, sencillamente, es ilegal. Es decir, para poder disolver la Nación
española (patria común e indivisible de todos), se necesitaría, en primer
lugar, modificar el citado artículo segundo de nuestra Carta Magna.
Pues empiecen por ahí y hagan
las cosas bien, porque eso es lo realmente democrático y legal. Propongan
cambiar la Constitución y una vez cambiada podrá separarse Cataluña del resto
de España. Pero como están las cosas no es posible. Así de sencillo, porque con
la Constitución en la mano nadie, ni las Cortes Generales, tienen la capacidad
para acordar la división de nuestro País, ni siquiera todos los españoles en
referéndum, porque sin cambiar la Constitución sería ilegal.
Así que dejen de engañar, déjense de frases y ‘palabros’ de cara a la galería, que eso de “yo creo en la democracia” o “que los catalanes tienen derecho a decidir su futuro” queda muy bien, pero para un concurso de belleza. Esto es mucho más serio.
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