viernes, 15 de septiembre de 2017

VUELTA AL COLE, por Miguel Camuñas


Con motivo de la etapa de “Vuelta al Cole” ha saltado  la noticia de que un instituto de secundaria de Lewes, Inglaterra, ha ordenado que las alumnas dejen de llevar las clásicas faldas escolares para vestir un uniforme con pantalones. Esta medida fue impulsada por el director del instituto, para asegurar que los alumnos transgénero se considerasen incluidos. 



Reino Unido va a conseguir un Record Guiness  por las medidas y leyes más absurdas a favor de las minorías s e x u a l e s. También tienen una ley retorcida por la que se prohíbe a los médicos llamar madres a las mujeres embarazadas por no dañar a los trans que no podrán ser madres. Es injusto que la mayoría se tenga que doblegar ante la incapacidad de la minoría de adaptarse a la realidad que le rodea y a su propia realidad.

¿Por qué tienen que renunciar las niñas a su feminidad?

Alguna feminista dirá que la feminidad no es atribuible a niños/as, es algo que se adopta y que no es natural de la propia persona, que un uniforme ha de ser cómodo y las faldas tienden a ser un trauma para la mayoría de las niñas (independientemente de que sean trans o lo que sean), porque no te dan libertad a la hora de jugar y hacen pasar frío en invierno entre otras cosas.

Pero la feminidad y la masculinidad son naturales e intrínsecas al ser humano gracias a los cromosomas XX e XY. Esto hace que la niña tenga maneras femeninas y los niños apariencia masculina.  Luego, las modas vinieron a resaltar atributos totalmente artificiales.

Creo que ya vamos siendo cada vez más andróginos, al menos, en las sociedades occidentales (más cuanto más avanzadas). La incorporación masiva de la mujer al trabajo, la escolarización mixta y el culto al cuerpo mediante el deporte, con metas cada vez más altas en ambos sexos va homogeneizando la sociedad, por otra parte la abolición natural y necesaria del machismo para una convivencia razonable ha llevado a incorporar en mujeres cosas de hombres y viceversa.

El modo de sentir, repercute y enriquece de dos modos diferentes, tanto en la vida intelectual, a la hora de percibir la realidad, como en el mundo de la creación y del arte, donde las ideas y el sentimiento de la belleza juegan un papel tan importante. A nivel de la personalidad, creo que ambos sexos compartimos cada vez con más igualdad la conciencia, que es lo más andrógino que tenemos y el grado de conciencia que tenga cada uno, va a ser el que determine las virtudes y defectos de los seres humanos. A nivel individual todos somos mucho más andróginos de lo que imaginamos. Sin duda, la cultura que compartimos los hombres y las mujeres de hoy ha contribuido a ello. Sin embargo, a pesar de que esto sea cierto, la manera de sentir es lo que me parece más inamovible de cambiar, y me alegro de que así ocurra. Que las niñas se sigan vistiendo de princesas y los niños de superhéroes no creo que suponga ningún paso atrás para la sociedad.




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