Los
conozco bien, he convivido con ellos y mantengo relación con alguno. Por eso
puedo opinar, porque los he sufrido como colectivo y sé cómo actúan. Y todo
esto no es flor de un día, todo esto está perfectamente organizado desde hace
varias décadas y es consecuencia de un presupuesto público muy importante
dedicado en una gran parte, año tras año, a generar el sentimiento de
pertenencia a un colectivo. Y eso es lo
que ha venido ocurriendo en Cataluña.
Y tengo
muchos ejemplos personales para poner. Uno de ellos es un viaje que hice a
Italia, concretamente a Turín, acompañando al club de fútbol de mi pueblo, fue
allá por el año 1986, pues bien, en el acto de inauguración (era un campeonato
internacional), sonaron los himnos nacionales de todos los países que
participaban y, como es lógico, sonó el himno de España, obligando los
responsables de mi club a parar el himno de España y a que se hiciera sonar el
himno catalán. Otro ejemplo es la constante referencia a la señera y al término
país, relacionado con Cataluña, en todos los actos oficiales, escolares o
sociales. La señera lo impregna todo, está presente en el más mínimo detalle. Y
como último ejemplo, dejándome muchos otros en el tintero, el de la imposición
del uso del catalán en todos los actos (tanto oficiales como sociales), hasta
el punto de prohibir el español en concursos literarios, como puede ser el de
la ‘Mostra Literaria del Maresme’, que solo lo permitió en su primera edición,
ciñéndose a obras en catalán tras enmendar el error de esa primera…
Y
claro, si todo esto se “mama” desde pequeño, unido a libros de texto nacionalistas
en el colegio, referencias en programas infantiles y juveniles de la televisión
pública y demás, pues os podéis imaginar. Y es que si un niño no escucha la
palabra España y solo se le habla de su País, Cataluña, de la cultura catalana
y de lo magníficos que son los catalanes, es normal que desarrolle ese
sentimiento de catalanidad y de odio a España, que al fin y al cabo es lo que
ha venido buscando la Generalidad y demás partidos separatistas desde hace 40
años.
Y ahora todo esto le ha estallado a Mariano Rajoy en las manos. Y Rajoy, lógicamente, tiene parte de responsabilidad, pero muchos menos que la que tienen los anteriores presidentes del Gobierno, en especial González, Aznar y Zapatero, que han sido los que más concesiones y más han permitido a este nacionalismo radical en su lucha contra España.
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