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sábado, 10 de noviembre de 2012

QUE NO SE DERRIBEN VIVIENDAS MIENTRAS SE DESAHUCIA A FAMILIAS



El pasado miércoles hablaba de los desahucios, en el artículo “De aquellos barros vienen estos desahucios”. Pero los acontecimientos se precipitan y, sobre todo, he estado meditando sobre la cuestión y lo que me ha llevado a escribir el artículo de hoy es un titular que leo en Libertad Digital (Libre mercado): “El 'banco malo' comenzará a derribar viviendas en 2016”.

Según la citada noticia, “la sociedad de gestión de activos procedentes de la reestructuración bancaria (Sareb), aglutina cerca de 89.000 pisos de las entidades en manos del Estado, podrá alquilar estas propiedades, al igual que podrá terminar promociones en curso o decidir demolerlas”.

Sí, habéis leído bien, el “banco malo” derribará viviendas; es decir, por un lado los bancos están lanzando de su casa a familias, por otro se plantea la demolición de viviendas que no tienen salida en el mercado inmobiliario.

Me he de mantener en lo que ya he expresado anteriormente, hay casos y casos y se tendrán que analizar, pero lo que sí se ha de hacer es tener un poco de sensibilidad social. Los bancos han de dar soluciones, han de poner de su parte.

Aquí todo el mundo se ha lucrado del sector inmobiliario y la pena es la gente normal, trabajadora, que se está bien perjudicada por esta situación. ¿Explicaban bien en los bancos los contratos de hipoteca? ¿los explicaba el Notario de turno? Si no es así, ¿deberían asumir alguna responsabilidad?

Realmente es complicado, no estoy a favor de una amnistía general, de que se perdone a todo el mundo el cumplimiento de sus contratos, pero un país también se construye con solidaridad, con ayuda entre los ciudadanos y seguro que, en la mayoría de los casos, las personas que sufren los desahucios deberían tener un trato especial por parte de las entidades financieras, de la misma forma que los españoles estamos teniendo un trato especial con los bancos y cajas que lo precisan.

Me permito añadir, por su interés, las propuestas que lanzaba Pablo González en su comentario al citado artículo del miércoles, pues estoy totalmente de acuerdo con lo que dice:

1)  Cambiar la legislación para aplicar la dación en pago ya, y que las nuevas hipotecas a partir de ahora se puedan cancelar con ese sistema. Con ello se conseguiría que los bancos seleccionasen mejor a quien les dan una hipoteca (por la cuenta que les trae), y ayudaría mucho a controlar los precios (actualmente sobre-valorados) de las viviendas.

2)  Para las personas que NO puedan pagar (previa justificación) y cuya hipoteca pertenezca a un banco rescatado aplicar la dación en pago (sólo para esos casos).

3)  El resto de los hipotecados con dificultades se podrían beneficiar de alguna carencia o plazos más largos minorando el importe a pagar o cambio de condiciones que les permitiesen pagar su crédito de la mejor manera posible (todo legislado y controlado).

4)   Con todo ello seguiría habiendo gente que NO pague, en ese caso el desahucio (doloroso, pero por desgracia legal) es la única solución.

Tal y como he expuesto, y con la ayuda de uno de los lectores del Blog, creo que existen soluciones. Y sobre todo, que no se derriben viviendas mientras se desahucia a familias.