Ayer publicaba el ABC de Córdoba (http://cordoba.abc.es)
que “una tercera candidata a dirigir el PSOE pide meritocracia interna”
indicando que una de sus ideas sería instaurar un sistema de meritocracia en el
PSOE de forma que las personas más preparadas y con más meritos sean las que
lideren el partido, para evitar que se cuelen personas que quieran hacer de la
política una profesión. Y esta noticia por un lado me alegra, pero por otro me
apena.
Me apena porque que a estas alturas estemos con este
debate demuestra lo poco que ha evolucionado la democracia en los partidos
políticos. Pero me alegra porque al menos parece que hay esperanza, que hay
personas en los partidos mayoritarios que se preocupan por mejorar la calidad
de nuestros políticos.
Lógicamente no tengo mucha esperanza de que María
José Andrada, que es la persona que lidera esta iniciativa, tenga éxito en su candidatura
a la Secretaría General del PSOE en Córdoba, pero es aire fresco, ideas nuevas
que son muy necesarias.
Los partidos políticos españoles, principalmente el
PP y el PSOE, han de implementar mecanismos de transparencia y democracia
interna. Da la sensación de que, en algunos casos, los integrantes de las
listas electorales son escogidos por el líder de turno atendiendo a criterios
de amiguismo, enchufismo o pago de favores, en vez de buscar las personas más
preparadas para la representación de los ciudadanos.
Y es necesario que esto cambie. Y los ciudadanos
tenemos que valorar estas actitudes en el seno los partidos políticos; como ya
comenté en otro artículo, no conocemos a nuestros políticos, no sabemos quiénes
son y el actual sistema no ayuda, ya que para que te incluyan en una lista
electoral no has de conocer a tus votantes, sino al dirigente de turno. Y por otro lado, los ciudadanos
no valoramos la preparación de nuestros políticos, no nos fijamos en su
formación y experiencia para la gestión de la res pública.
Iniciativas como la que hoy comento son vitales para
el avance de la democracia, la pena es que los que han de llevar a cabo estos
cambios han llegado al poder atendiendo, en la mayoría de los casos, al
amiguismo, enchufismo y pago de favores. Y ese no es el camino.