Es algo que ocurre con frecuencia, noticias sobre
discusiones en los plenos de los distintos ayuntamientos a costa del nombre de
las calles y avenidas de las localidades. El ejemplo más cercano lo tenemos en
lo ocurrido esta semana en Madrid, donde ya se ha aprobado dar el nombre de
Santiago Carrillo a una calle de la capital de España. Resulta que ha sido
aprobado gracias a la abstención del Partido Popular (con la ausencia de quince
de sus concejales) y el voto afirmativo del PSOE e IU.
Hace unos meses, sin embargo Izquierda Unida votó en
contra de dedicar un espacio público a la memoria de Manuel Fraga, según
informa Libertad Digital. Claro ejemplo del uso partidista de este tema, para
los míos sí, pero para los otros no.
Pero el caso más curioso que se me viene a la cabeza
es el ocurrido en Sevilla (seguramente haya muchos más, que podéis contar si os
apetece). Durante el gobierno de los socialistas en el ayuntamiento de la
capital andaluza, se dedicó una calle a la “artista” Pilar Bardem, tras ganar
las elecciones el Partido Popular por mayoría absoluta, se ha vuelto a cambiar
el nombre de la calle.
La verdad es que no me parece bien que una calle o
avenida lleve el nombre de Francisco Franco o de cualquier miembro del pasado
régimen dictatorial, pero tampoco me haría ninguna gracia vivir en la calle
Dolores Ibarruri “La Pasionaria”, o en la calle del Che Guevara o de Fidel
Castro.
Y yo me pregunto ¿no podríamos regular esta cuestión
de otra forma? ¿por qué ha de existir polémica con el nombre de las calles?
¿por qué no ponemos a las calles números en vez de nombres? ¿por qué no
ponemos nombres neutros, sin connotaciones políticas? o ¿por qué no se dejan pasar 40 ó 50 años desde su fallecimiento para poner el nombre de una calle a una persona?
Una vez más los políticos hacen y deshacen a su
antojo y utilizan hasta el nombre de una calle, de una plaza o avenida, para
hacer política.