Alfonso Castellano, ‘Un Anónimo’, nos trae hoy la historia de una
curiosa enfermedad, que no conocía. Es un tema que se escapa de la temática del
Blog, pero creo que el artículo es interesante. Os recuerdo que Desde el
Caballo de las Tendillas está abierto a todos sus lectores, ¡os esperamos!
Significado de la traducción de una lengua originaria de Tanzania “del
hombre retorcido”. No se trata de un
baile, ni de una postura extraña del Kamasutra. Se trata de una enfermedad que,
aunque no es mortal, te destroza hasta el alma. Solo en casos de personas con
escasas defensas les puede llevar a la muerte.
Por desgracia la he vivido en mis propias carnes, intentaré describirla
lo mejor posible.
Es la enfermedad que está arrasando por República Dominicana, de origen
africano y que ha dado el salto a la zona del Caribe, se ha convertido en una
plaga viral, llegando a hacer reajustes en toda la nación, incluso a suspender
exámenes de acceso a puestos gubernamentales, reacondicionamientos de
vacaciones por falta de personal, etc. Creo que solo hay 2 clases de personas
en este país, los que han tenido la enfermedad y los que quedan por tenerla. Algunos
países como Puerto Rico también están sufriendo esta plaga, pero con menor
virulencia.
Muchos países como EEUU están haciendo alerta de esta situación para
que no vayan turistas a estos lugares, para que no se propague, ni sus
ciudadanos se vean afectados. Pero todavía no hay manera de controlar esta
plaga a no ser evitando al mosquito, y eso en este país, puedo asegurar, que es
muy complicado, pues hay mosquitos de todas clases y en todas partes.
Todo este martirio empieza cuando un mosquito te pica a ti y antes ha
picado a otro infectado. Me di cuenta que estaba infectado porque empezó un
hormigueo junto con dolor y falta de fuerza en las manos y una especie de alergia rojiza
en todo el cuerpo. A las pocas horas
empezó la fiebre alta, con dolores similares a la artritis en las extremidades,
acompañado con un dolor de cabeza continuo y aderezado con otro dolor
esporádico como si te golpeara de manera violenta, pues esto era lo que peor
llevaba, no me dejaba conciliar el sueño, incluso me desvelaba durante horas.
Así pase varios días, pues no puedes nada más que quitarte la fiebre hasta
poder detectar que no es el dengue, porque esta enfermedad sí mata y comparten
muchos síntomas.
A partir de ahí empecé a tratarme la enfermedad y poder dormir, fue
tanto el sueño atrasado que estuve casi 30 horas durmiendo, aunque no seguidas.
Aunque casi no falté al trabajo, solo un par de horas por la mañana por el tema
del sueño.
Nunca he tenido que tomar tantos medicamentos y de manera tan seguida. Sí
es cierto que me hablaron de hacer algo casero que la verdad me dio muy buen
resultado, se trataba de mango casi verde con canela, esto fue casi de lo mejor
y lo que más me aliviaba. Sin dejar de beber mucha agua para no perder la
hidratación del cuerpo. Aunque en algunos casos me ayudaba con unos
rehidratantes. No hay cura ni tratamiento para esta enfermedad, solo aliviar
los síntomas. Me han inyectado un compuesto de complejo B y diclofenaco, que te mejora unos días, pero después vuelven
los síntomas.
A los 10 días, sigo con los dolores similares a la artritis, algunas
veces con dolor de cabeza, aunque no de manera permanente como antes. Incluso
en un momento llegué a tener ese sofoco característico de esta fiebre, pero
pasó en unas horas y de manera natural.
Lo único positivo que se puede sacar de todo esto, es que puedes decir
que has vivido la enfermedad del dengue, pues es casi lo mismo. Aunque esta no
mata, te deja residuos durante mucho
tiempo al llegar a sufrir el dolor en las articulaciones durante años.
Puede ser la peor enfermedad que he sufrido, y eso que he tenido
algunas de pequeño, que eran bastante molestas, como asma y alergia. Las cuales
han desaparecido con la edad y la ayuda de vacunas y medicamentos. Aunque creo
que si sigo en República Dominicana la alergia no volveré a saber de ella,
porque a todo lo que era alérgico en España no existe aquí.
Después de 40 días los dolores artríticos siguen en mí como el primer
día, hasta el punto que me hace cojear.
Lo peor o lo que me temo es que según dicen los expertos es que dolores pueden
durar hasta 2 años.
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