Hoy recordamos en Desde
el Caballo de las Tendillas y os traemos un artículo publicado hace tres años,
en el que hablábamos de la última final de la Copa del Rey entre Barcelona y
Athletic Club. La historia se repite y se sigue ultrajando los símbolos
nacionales, sin que nadie haga nada. ¡Feliz domingo!
Ya han pasado unos días
desde la final de la Copa de S.M. El Rey, el tiempo necesario para digerir la
pitada y los insultos a la Corona y demás representantes del Estado. Y, como no
esperaba menos, las autoridades no han hecho nada contra los insultos proferidos
por muchas personas, seguidores o no del Barcelona y el Athelic Club de Bilbao,
puesto que, además de las actitudes de la mayoría en el estadio Vicente
Calderón, también se ha insultado y ultrajado fuera de este ámbito,
principalmente en foros y redes sociales.
Preceptúa el artículo 543
de nuestro Código penal lo siguiente: “Las ofensas o ultrajes de palabra, por
escrito o de hecho a España, a sus Comunidades Autónomas o a sus símbolos o
emblemas, efectuados con publicidad, se castigarán con la pena de multa de siete
a doce meses”.
Por si cabe alguna duda,
el diccionario de la Real Academia de la Lengua define ultrajar como ajar o
injuriar, despreciar o tratar con desvío a alguien (la tercera de las
definiciones la obvio porque no viene al caso).
Entiendo que las ofensas
hacia el himno, la bandera y el Jefe del Estado, proferidas en el estadio son
difíciles de perseguir, pero ¿a qué espera la Fiscalía o el Gobierno para
perseguir las que se han producido y se producen en foros y redes sociales?
Si en vez de insultos a
símbolos nacionales hubieran sido insultos xenófobos, seguro que habrían
actuado con mano dura. Seguro que habría habido detenciones y cierre de páginas
web.
El desarrollo de una
democracia también se mide por la defensa que se hace de ésta y los ataques que
hemos vivido estos días lo son contra todos los españoles y contra la
democracia en sí misma. Las instituciones del Estado nos han de defender de
estos insultos, no pueden permanecer cruzadas de brazos ante estas situaciones.
La única política que ha actuado de forma responsable y directa ha sido
Esperanza Aguirre, como siempre a la vanguardia de la defensa de España, sin
complejos, orgullosa de serlo. Necesitamos mucha esperanza en este País.
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