Hoy contamos en Desde el
Caballo de las Tendillas con una nueva colaboración de Jesús Castizo, que nos
habla de la educación de los hijos y la participación de los padres. Algo muy
importante y en lo que deberíamos estar muy implicados tanto padres como madres.
Soy un padre afortunado,
debo reconocerlo, disfruto desde hace años y sin ninguna objeción por parte de
mi empresa, de una reducción de jornada. Esto me permite trabajar únicamente
por las mañanas y poder dedicar todas las tardes a mi hijo. No solo para
atenderlo, cuidarlo y jugar con el, sino para asistir a todo tipo de reuniones
y eventos relacionados (guardería, campamentos, talleres, cuentacuentos,
cumpleaños, jornadas lúdicas, etc.).
La última ocasión fue la
reunión de padres del aula sobre el tercer trimestre escolar (sobre el contenido
educativo, el comportamiento en general y consejos para el verano). Y salí
preocupado, no solo porque a algo tan
importante acudieran menos de la mitad de los padres y madres sino porque era
el único padre presente…. Y no se trata de un hecho puntual, sino de algo
recurrente, especialmente en lo referente a la poca presencia (y a veces
ausencia) de padres que se repite en todo este tipo de reuniones (del aula, de
delegados de clase, AMPA-asociación de padres y madres de alumnos-, charlas
sobre aspectos educativos en etapa de guardería, etc...). Incluso en otro tipo de
actividades sociales, como cuentacuentos o cumpleaños.
Entiendo lo dura que es
la conciliación de la vida laboral y familiar, los rígidos horarios laborales,
las preocupaciones y quehaceres del día a día, que es mayor la tasa de empleo
masculino que la femenina (y por tanto mayor la disponibilidad de las madres).
Entiendo que la proporción entre padres y madres estuviera por tanto
ligeramente sesgada hacía el segundo grupo. Ligeramente, pero no, y con tanta
frecuencia, de forma abrumadora.
Y es que entiendo que
está relacionado con la división de roles de género en la sociedad y la
asignación de tareas según este. Y que la crianza, la educación y el
acompañamiento de los hijos, ya sea por tradición, por costumbre, por los
modelos impuestos por la publicidad y los medios de comunicación (¿cuántas
madre se ven en los anuncios en proporción a padres acompañando a sus hijos en
actividades de ocio?) o por otras causas, sigue siendo algo mas propio (y por
tanto encomendando a este) del genero femenino, con claras y honrosas
excepciones.
Igualdad de género, una
palabra que suena muy bien, pero en la que, por desgracia, y especialmente en
temas como este, nos queda mucho por avanzar.
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