miércoles, 19 de octubre de 2016

¿POR QUÉ NO TERCERAS ELECCIONES?, por @AntoniodlTL

Hoy contamos con una nueva colaboración de Antonio de la Torre, en la que nos da su opinión sobre la actual situación política que vive España y opta por las terceras elecciones. Veremos qué ocurre, y mientras tanto aquí tenéis su interesante artículo.


Una vez pasada la Fiesta de la Hispanidad y su “resaca”, en la que escuchamos no pocos exabruptos e imprecisiones por parte de algunos “representantes” políticos y se produjeron ausencias “notables” en los actos de celebración de la Fiesta Nacional de la Hispanidad –por cierto, constituida como tal en 1987, pero festiva en diferentes periodos de la Historia, Segunda República incluida-, volvemos a la realidad que imponen las dos últimas elecciones generales celebradas, sin que se haya podido formar, hasta ahora, un nuevo Gobierno, que sigue en funciones.

Llevaba varios días pensando sobre la conveniencia/oportunidad, o no, de continuar este artículo, iniciado antes de la fractura socialista, cuando ya se veía venir el lamentable espectáculo que se vivió el pasado día 1 en la sede del PSOE y aledaños, con esa casi batalla campal que nos brindó el Partido Socialista, culminada finalmente con la defenestración de su Secretario General, que ‘murió’ –políticamente hablando, claro- víctima de su empecinamiento en el ‘NO’ a Mariano Rajoy, con el que camuflaba su ‘NO’ al Partido Popular y a cualquier cosa que no fuera completar la obra que su modelo Rodríguez empezara tras su llegada a la Moncloa gracias al terrible atentado de Atocha, el 11 de Marzo de 2004. Aunque todo apunta a que un posible pacto con Podemos y el extremismo nacionalista pudo poner la guinda al “pastel”.

En mi opinión, no otra ha sido la verdadera motivación de los dos últimos gobiernos socialistas –de 2004 a 2011- que la aniquilación del partido de la “derecha” y de todo aquello que pudiera recordar, por levemente que fuera, los principios, valores y convicciones que fueron, en líneas generales, referentes de otros tiempos que, desde la nefasta fecha citada anteriormente, se quieren borrar, literalmente, de la Historia de España reviviendo todo lo que la transición de 1978 quiso borrar. Todo ello en aras del relativismo y lo ‘políticamente correcto’ que se ha venido -de manera lenta, pero con paso firme y certero-, imponiendo en nuestra sociedad durante las cuatro últimas décadas.

Dicho lo anterior, a modo de introducción, y visto lo visto durante estos diez últimos meses de Gobierno en funciones –casi doce, realmente-, con cuatro intentos fallidos de investidura, los dos primeros en un desesperado afán por completar la obra de su predecesor en Ferraz, pactando con quien fuera –intentos hubo- para conseguir un objetivo no ganado en las urnas, y los dos siguientes cuyo principal mira no era otra que  la ‘devolución de moneda’, después de que aumentaran las diferencias en las segundas elecciones, que ese empecinamiento, sin el menor atisbo de “Sentido de Estado”, provocó y que hacía más irresponsable aún la cerrazón de Pedro Sánchez.

Aquí lo había dejado y, finalmente, me decido a completarlo con las consiguientes actualizaciones producidas en las dos últimas semanas.

Desde que se produjera ese relevo, en forma de Gestora, al frente de lo que queda de Partido Socialista, hemos visto declaraciones de todo tipo, en uno u otro sentido o en ninguno, y sin rumbo claro, a veces, empezando por las del presidente de dicha Gestora, el asturiano Javier Fernández: “en ningún caso le vamos a proporcionar estabilidad al Partido Popular", señalando que el partido "podrá o no" abstenerse pero que esa estabilidad deberá buscarla "día a día" y no estas semanas.

Mientras, el sector “sanchista” –con éste (de momento) a la cabeza, desde su periplo americano-, sigue pertinaz en su NO a la abstención que permitiera la Investidura de Mariano Rajoy y la inmediata formación de un Gobierno ‘a’ –y tal vez, ‘de’- corto plazo, encabezado ahora por el que 13 TV lanzara a la popularidad nacional –paradoja casi equivalente a la que se produjo con Pablo Iglesias e Intereconomía-, el populista alcalde de la localidad granadina de Jun –algo más de tres mil habitantes-, que dice haber recogido más de setenta mil firmas de afiliados que apoyarían ese NO, y secundado por la sucursal catalana de los socialistas, permitida en mala hora, según algunos clásicos del partido, y que ahora se pretende retrotraer desde una Federación Socialista Catalana, FSC-PSOE, con Julio Villacorta al frente.

No me resisto a dejar pasar un breve comentario sobre la “categoría” política, y su “habilidad” y capacidad de “adaptación” del, hasta el día de la decapitación de Sánchez su “mano derecha” (o izquierda) en el Congreso, portavoz del grupo socialista y del “¿qué parte del NO, no entiende, Sr. Rajoy?” al que en mi artículo del 30 de septiembre, sobre las elecciones gallegas y vascas ya le auguraba su próxima colocación junto al nuevo poder emergente de la nueva pinza astur-andaluza.

El que fuera muy cercano a Rodríguez, mantenido por Rubalcaba y elevado a la categoría de número dos en la bancada socialista por su hasta entonces líder, Pdr Snchz, había iniciado tres días antes su “triple salto mortal con tirabuzón y medio” que, de no haber sido por su “cintura” política, podría haber sido fatal, pero AH cayó de pie y a la derecha de Fernández. Fin de la cita.

Dicho lo anterior, y como ya tenía escrito en mi primer borrador, cada día tengo más claro que, en mi opinión, lo mejor para España y, por supuesto, para el Partido Popular, serían las terceras elecciones. Para el Partido Popular porque, sin duda, el aumento de escaños que vaticinan las encuestas y se escucha en la calle –hasta 159 escaños le dan algunas-, le permitirá gobernar por fin, aunque sea con el pequeño apoyo que los diputados que le queden a Ciudadanos -tal vez ni los necesite a todos- le puedan prestar. Para España porque saldría del marasmo que esta situación de Gobierno en funciones -que tampoco le fue tan mal, por cierto- haya podido producir en algunos sectores. Aparte de que se dejaría de costear un Parlamento y un Senado sin cometido alguno en estas circunstancias y a sus miembros que, pese a no cumplir con su principal cometido –formar Gobierno- han seguido cobrando sueldos y prebendas, sin la limitación que su interinidad en este largo periodo hubiera aconsejado. Aprovecho para proponer otra reforma del sistema: que los parlamentos electos no sean efectivos hasta la constitución de Gobierno y, mientras tanto, no se cobren más que las dietas de asistencia a plenos y comisiones y los gastos de desplazamiento y estancia que se produzcan por esas funciones estrictas.

Contra estas terceras elecciones se posiciona, en primer lugar, Ciudadanos, que se desinfla por días tras comprobarse que su “soporte” era sólo el descontento con los dos grandes y el “apoyo publicitario” de algunos medios interesados, y una parte del PSOE que se debate entre el “trilema” de <<la abstención, el No o unas nuevas elecciones>>, las tres muy malas para los socialistas. Por su parte, Podemos podría estar tentado de probar suerte de nuevo, por si pesca algo más de la izquierda de Ferraz, aunque todo apunta a que tocaron ya su techo pese a la absorción de IU.

Termino apostando por esas terceras elecciones, ya que, después de casi un año de Gobierno en funciones, y teniendo en cuenta la inestabilidad que tendría un Ejecutivo con sólo ciento treinta y siete escaños a su favor y el resto del Congreso en contra –no está claro que los que permitan su investidura, Ciudadanos y Coalición Canaria, sobre todo los primeros, lo apoyen después- sería muy difícil que el Partido Popular pudiera  gobernar con cierta estabilidad, lo que podría llevar a Rajoy a disolver el Congreso en el plazo de seis meses, algo que, sin duda, sería mucho más perjudicial para España que retrasar dos meses más la formación de un Gobierno más sólido –nos iríamos a casi dos años sin Gobierno-. Además, la mayoría absoluta del Senado, por parte del PP, podría complicar aún más la posibilidad de sacar adelante las decisiones del Congreso.

¿Veremos a Sánchez, Luena y alguno más “acercándose” a Podemos? La solución, en breve.

1 comentario:

  1. ¿Nuevas elecciones con más votos para el PP, alcanzando la mayoría absoluta? ¡No, gracias!

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