<<Hay
una imagen muy polémica, muy dura, que veíamos ayer cuando un político, Pablo
Iglesias, acompañado del presidente de la Confederación de Taxistas Autónomos
de España, se acercaba a unos taxistas que se manifestaban a la puerta del
Congreso para saludarlos, y este era agredido al recibir varios huevazos tirados
por los manifestantes. Una imagen que me ha emocionado, pues a pesar de que no
es agradable ver una agresión contra nadie, creo que expresaba una rabia que
está creciendo. Y cuando la rabia crece hasta el punto que la gente es capaz de
jugarse la integridad, una importante sanción y muchas más cosas atreviéndose
con un diputado, que lleva escoltas y seguridad, algo está pasando en la
sociedad…>>.
Me
he expresado de esta manera, copiando las declaraciones del propio Pablo
Iglesias en septiembre de 2014, cuando este se refería de esa manera a las
agresiones sufridas por un policía antidisturbios durante una manifestación.
Pero
yo no soy como él, el odio no inspira mi vida, por lo que condeno la agresión
que Pablo Iglesias sufrió ayer, porque nadie merece que le tiren huevos. Pero
el que siembra recoge y Pablo Iglesias, en muchas ocasiones, como cuando dijo
que se emocionaba de ver como le pegaban a un policía, ha sembrado y provocado para
que ayer actuaran frente a él de esa manera.
De
eso vive Pablo Iglesias y gran parte de Podemos, de sembrar odio, del
conflicto, de los problemas de la gente. Problemas que les interesa que se
agraven, que vayan a más, porque es la única manera de que Podemos siga
cosechando la confianza de los más desesperados y, por lo tanto, votos. Y es
que para Pablo Iglesias cuanto peor mejor, por eso disfruta cuando ve en huelga
a los estibadores, a los taxistas o a quien sea, porque él vive del conflicto,
él es el conflicto.
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