sábado, 8 de junio de 2013

PICARESCA EN LA REPÚBLICA (DOMINICANA), por Alfonso Castellano

El habitual comentarista del Blog, UN ANÓNIMO, Alfonso Castellano, me ha enviado este artículo sobre una de sus vivencias en República Dominicana. Me alegra publicar este artículo, recordando que Desde el Caballo de las Tendillas está abierto a todo aquel que quiera participar.


El otro día vi algo indigno de un país, cosa que no sabía que existía o que pertenecía al pasado.

Unas familias de un residencial de una zona acomodada, se habían quedado sin electricidad. Después de llamar varias veces se presentó algo parecido a un encargado. Estando discutiendo un tiempo el que venía por parte de la empresa eléctrica, (que por cierto era de la Unión Europea) y los vecinos.  Según él decía que no tenía la llave para poder abrir el cuadro y así poder solucionar la avería, le pedía 1000 pesos para le devolviera la electricidad, su excusa era porque tenía que buscar a su superior que tenía las llaves, la mujer accedió y lo peor se quedó sin dinero y sin electricidad.

Al cabo de una larga espera y ver que no aparecía ninguna brigada, uno de los propietarios bajó de su apartamento con algunas herramientas y abrió el cuadro donde estaban los accesos a los conmutadores y contadores. Cual fue la sorpresa al ver que la electricidad estaba desconectada del conmutador y se habían llevado los cables, no es que se hubiera avería ni nada por el estilo. Haciendo algunos puentes y algunos truquillos de una persona experta en que surjan este tipo de problemas, apareció la electricidad.

Preguntando algo que siempre hago para poder entender todo la cultura y la forma de vida de este país. Resulta que el sueldo de las brigadas era de pena. Para haceros una idea, el conductor ganaba aproximadamente algo más de 10.000 pesos y el que lo acompañaba no llegaba a los 8.000 pesos. Todo esto os puede sonar a chino pero es que el alquiler de un apartamento medio sin amueblar puede costar unos 7.000 pesos. Con lo cual llegue a la conclusión aunque no si es cierto que se quieren hacer con un dinero extra, el cual ellos se repartirán a su libre albedrio. Y como es normal me imagino que el que menos gana es el que menos también se llevará.


Me ha parecido bien contar esta historia porque es digna de las novelas picarescas de la España del siglo XVII. Incluso algo normal en la España de mi niñez.

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