España lleva más de seis
meses paralizada, sus gobernantes no son capaces de ponerse de acuerdo y eso
está provocando mucho retraso en cuestiones importantes para el día a día de
los ciudadanos. Y suerte que el gobierno de Mariano Rajoy dejó aprobado un
presupuesto para el año 2016, porque sino las consecuencias estarían siendo
mucho peores.
Pero hoy no quiero hablar
de los políticos en sí mismos, hoy me quiero referir a los plazos de nuestras
instituciones, de lo largo que se hace todo en este país. Porque no es lógico
que, tras celebrarse unas elecciones el pasado 26 de junio, todavía no se hayan
constituido las Cortes y, por ende, que no se tenga elegido un Gobierno.
No es lógico que en plena
era digital, en la que nuestros datos viajan a la velocidad de la luz, estemos
con un sistema de la época de cuando las comunicaciones se transportaban en las
sacas de Correos. Y ese es el sistema que tenemos. Hoy en muy pocas horas se
puede ir desde cualquier punto de España a su Capital, por eso no entiendo que
tengamos un sistema de cuando se tardaba hasta días en llegar a Madrid.
Hoy en día, dos semanas desde
la celebración de elecciones debería ser tiempo suficiente para la constitución
de las Cortes y la elección de un Gobierno. Y se puede hacer. Y ahí tenemos el
ejemplo de Gran Bretaña, que ha cambiado de gobierno en dos días, sin mayores
problemas y con todas las garantías.
Y si las Cortes han de
trabajar en domingo que lo hagan, que no pasa nada. Y es que esta es otra de las
cosas que enfada a la gente, la lentitud de los procesos, la burocratización de
nuestro sistema.
Si Rajoy no hubiese aprobado presupuesto no hubiese pasado nada. Se prorrogan y a correr.
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