Hoy contamos con una
nueva colaboración de Antonio de la Torre, en la que nos habla de la actitud de
Federico Jiménez Losantos respecto al Partido Popular y el partido de Albert
Rivera. Algo que a muchos sorprende y que ya está cansando. Un interesante
artículo que os recomiendo leer…
Recuerdo que, en la
segunda mitad de los ochenta, hacia el final más bien, descubrí La Mañana –creo
que se llamaba así- de Antonio Herrero (q.e.p.d.) y, desde entonces,
independientemente del grupo en el que hasta su inesperada muerte -en aquella
triste inmersión submarina (o quién sabe si algo más) de una sobremesa
marbellí- estuviera ese gran comunicador que creó un nuevo estilo de radio o
sus sucesores, -Antena 3 Radio, cuando existía antes del antenicidio, la Cadena
de Ondas Populares de España, más conocida como COPE o, tras un pequeño
paréntesis, la nueva esRadio (07.07.2007 a las 07:00)- permanezco enganchado a
ese gran grupo de comunicadores salido de su equipo, continuadores, con sus
particularidades, de un estilo nuevo, que me cautivó, como a cientos de miles
de españoles.
Así sigo todavía, pese a
la –en mi opinión- negativa evolución que la más joven de las emisoras
“herederas” del gran Antonio está mostrando en los últimos tiempos con su particular
guerra contra el Partido Popular -y especialmente contra Mariano Rajoy y su
equipo de Gobierno- al tiempo que ese encendido -y a mi juicio, poco racional-
apoyo a Ciudadanos –y, especialmente a su líder Albert Rivera, antítesis de lo
que ese medio predica (esfuerzo, mérito y capacidad) por encima de todo-.
En mi opinión, Ciudadanos
es un partido que, salvo hablar –más de la cuenta, y mal en muchas ocasiones.
“Quien mucho habla, pronto yerra”- no ha hecho otra cosa que ser contestatario al
nacionalismo catalán –lo que me parece muy bien y no es poco pero, a todas
luces, insuficiente para mayores objetivos-, y que, en diez años, diez, de vida
en Cataluña, y pese al abandono de esa bandera -y de otras- por parte del PSOE
y del Partido Popular catalán -desnortado en esa región desde que José Mª Aznar
ofreciera la cabeza de Vidal-Quadras a Puyol, en aras de la gobernabilidad, tras
el Pacto del Majestic, en 1996-, no ha conseguido otra cosa que llegar a ser el
primer partido de la oposición, muy lejos de poder tener capacidad alguna de
decisión -25 diputados de 135 (18’5%, me temo que su techo) no dan para más- y
que tiene despistados a muchos españoles –cada vez menos-, que creyeron en su
cambiante y ambiguo “mensaje” -¿tienen alguno de verdad?, véase Madrid y
Andalucía, por ejemplo-, más por el descontento con los dos grandes partidos –en
especial con la última etapa del PP. y, como decía, apoyado por bastantes
medios y periodistas “dolidos” por diversas razones con el Gobierno que por un
convencimiento sereno y meditado de que la formación naranja represente la
posible “regeneración salvadora del sentimiento patrio” y, por ende, de la
política putrefacta que se ha instalado en España –entre otras cosas porque no
se les conocía más allá de por lo dicho unas líneas más arriba, y en Cataluña,
insisto, no fuera-. Algo de lo que algunos venimos
advirtiendo desde que se vio llegar a estos pipiolos provincianos
con pretensiones y altas ínfulas y “alimentados” por el aluvión de oportunismo
y arribismo de muchos que vieron la oportunidad de “rascar bola” y no pocos
“desechos” de otras formaciones -PSOE y UPyD, principalmente, con algunos del PP
-, que podían seguir en el “machito” y viviendo a costa del Presupuesto, como
habían hecho en anteriores etapas en las que ya demostraron, sobradamente, su
incapacidad, falta de conocimientos y experiencia -cuando no de honradez- como
supuestos representantes del pueblo español.
¿Cómo confiar en un
aspirante a ‘presidente del gobierno’ –lo pongo con minúscula porque me supone
esfuerzo imaginarlo, pese a Zapatero- que, en unos días, no digamos en los
meses de vacío gubernamental posteriores, se ha contradicho en todo, espacio
político a ocupar, incluido?
Ciudadanos se presentaba
como un partido que “venía a ocupar el espacio de centro-izquierda” –lo decía
en su página web-, pero cuando vio que el PSOE jugaba –por su exclusivo
interés, claro, y con la inestimable ‘ayuda’ de algunos medios, repito, por eso
de arañar al PP- a situarlo en el centro-derecha y siendo esta demasiada
‘evolución’ para muchos de ellos –la mayoría de sus pesos pesados vienen
claramente de la izquierda- no dudaron en cambiar el mensaje de la web para
autoproclamarse como “un partido liberal, socialdemócrata y progresista”
–menuda mezcla, producto, en gran parte, de ignorancia de la esencia de las
tres corrientes o, tal vez, y además, de un intento desesperado de pescar lo
más posible “en río revuelto”, dada la pobreza intelectual, y sobre todo, de
análisis, de una buena parte del electorado español-.
Oímos a Albert Rivera
decir, y repetir, en la campaña electoral de Diciembre pasado que “respetaría
la lista más votada”, que “no apoyaría al PP ni al PSOE para formar Gobierno” y
que “jamás apoyaría un pacto de perdedores” –en referencia, supongo, a un
posible pacto de la izquierda con el populismo y el nacionalismo radical- y
¡toma ya!, a los pocos días se deja querer por Pdr Snchz e incluso se sienta en
una “mesa de trabajo” de veintitantos –premisa para no llegar a nada, pero es
que saben menos- con socialistas y podemitas y remata la faena firmando el
“Pacto de investidura” con el PSOE -Pacto de traidores, lo llamé yo, que nació
condenado al fracaso, como se vio en los dos intentos
fallidos de Marzo pasado-, al que sólo se unió la diputada de
Coalición Canaria (que lo mismo hace a un roto que a un descosido –ahora tontea
con el PP-), para llegar a la “eximia” cifra de 131 diputados-. Es decir “no
apoyaré un pacto de perdedores… salvo que YO sea uno de los integrantes del
pacto”, le faltó añadir al líder naranja, llegando incluso a postularse, a
través de su compañero Girauta –otro ‘veleta’ de la política-, como
vicepresidente –lo desmintió después- de ese posible gobierno sólo virtual en
la mente del ‘avocálico’ aspirante a presidente y de su frustrada esposa -que
ya se veía como “primera dama” de la Moncloa-. Por eso escribí Quo
vadis ciudadanos.
Ahora, Albert Rivera
vuelve a las andadas y sigue con sus contradicciones a la hemeroteca diciendo
que él “nunca vetó a Rajoy” y dice que los periodistas titulan “como quieren”,
cuando lo hemos venido escuchando –no leyendo- expresarse en esos términos en
infinidad de declaraciones en este interregno, incluidos exabruptos y
acusaciones durísimas al Presidente en funciones en los debates –incluidos los
de investidura, en los que embistió cual miura consumado sin pasar de eral meritorio- aparte de
repetir que “estaría dispuesto a hablar con el PP pero no con Rajoy” o “Rajoy
se tiene que ir”, multitud de veces ¿Nos toma por tontos o es él, el ‘poco
despierto’? Que cada cual responda como quiera.
Por eso insisto en que,
no entiendo, -salvo desde el resentimiento que alguno me llegó a negar-, esa
defensa encendida del aspirante a Rosa Díez por parte de esos medios que citaba,
a cuyo comunicador principal, allá por Septiembre del año pasado, le dedicaba este
artículo que no sé si vería pero que su periódico digital, dizque
‘liberal’, no me publicó.
Lo cierto es que sigue en
esta guerra hasta hoy domingo, que titula su artículo de cabecera como “La
‘desvestidura’ de Rajoy”, con frases como “más
soberbio que inteligente” –alguno más debería aplicárselo, a veces, ¿verdad don
Federico?- o “no tiene un proyecto de Gobierno; o, mejor, se niega a tenerlo, porque eso supondría pactar con Ciudadanos…”
–‘vuelta la burra al trigo’, con perdón- Va a tenerle que pasar una comisión
Albert Rivera al Sr. Jiménez Losantos si, al final, se ve con la ‘patata
caliente’ de un ministerio –‘No, por Dios. Aparta de mí ese cáliz’ podría
llegar a decir el ‘afortunado’ destinatario-.
Como decía, no ha estado solo
en la batalla, este comunicador, sino que otros destacados, y no tanto,
periodistas y disciplinados discípulos, se unieron al corifeo matutino y
recalando en su tertulia, que también fueron objeto de alguna recriminación por
mi parte unos
meses más tarde –atrevido que es uno-.
No le falta osadía –la
ignorancia es muy atrevida- al pipiolo recrecido y se adelanta a proponer –el
primer día tras las elecciones- una reunión a tres. O sea, el que ha perdido
casi 400.000 votos y 8 escaños, en seis meses, le quiere marcar la agenda al
que ha vuelto a ganar y ha recuperado casi 700.000 votos y 14 escaños. Y, para
colmo de desvaríos, escuchamos decir a Rivera, hace un par de días, que
“estaría dispuesto a entrar en el Gobierno de Rajoy” –todavía sin haber tenido
un primer contacto, ya se ofrece, ‘loco por la música’, el chaval- y, tal vez
para que no se notara tanto, otro de sus “destacados” jenízaros –con perdón de
los turcos-, el ‘insigne’ Ignacio Aguado hace el mismo ‘sacrificio’ ofreciendo
sus “posaderas” –cabeza tiene poca- para ocupar un asiento en el de Cristina
Cifuentes ¿De dónde los saca Rivera?
En fin, que está animado
el cotarro ante la ‘semana de los encuentros’ anunciados por Mariano Rajoy,
mientras diversos personajes de la política y de la cultura expresan sus
opiniones. Albert Boadella –creador de Ciudadanos y de Rivera- y Fernández Vara
coinciden en que unas terceras elecciones acercarían al Partido Popular a la
mayoría absoluta –con lo que ya expresé mi acuerdo-; F. J. Losantos califica de
“error de bulto, el encuentro de Rajoy con ERC” –puede serlo- e insiste, una y
otra vez, en el mantra socialista de que
el Presidente en funciones “rechazó por dos veces el encargo del Rey” pese que
muchos creemos al respecto que fue aquel el que expresó al Monarca su
‘imposibilidad de formar Gobierno porque tenía más votos en contra que apoyos”,
según dijo; Javier Nart, diputado europeo por Ciudadanos dice que “España
necesita imperativamente un Gobierno” y que “el partido de Albert Rivera ha
sido el gran perdedor de esta segunda vuelta de los comicios de
diciembre”, tanto que le augura un futuro nada halagüeño –aviso a navegantes-; Felipe
González pide al PSOE que dialogue con Rajoy y no obstaculice un Gobierno
minoritario y afirma: “Por consiguiente, Rajoy Presidente” y, ayer, tras el
Comité Federal, aparentemente –si no realmente- dividido, se daba el comunicado
oficial de que el PSOE “votará NO a la investidura de Rajoy”, aunque algunos
matizaban que “de momento”, o sea, que ya veremos lo que depara el martes y,
tras el día 19, que parece que es la fecha de constitución de las Cortes, qué
se cocina en la primera/tercera ronda de consultas de Su Majestad Felipe VI.
Entretanto, los mismos,
seguirán pidiendo una vicepresidencia o ministerio para Rivera y éste, que lo
de asumir responsabilidades, como que no, seguirá contradiciéndose. Lo veremos
y lo diremos, o no, que diría nuestro gallego de la Moncloa.
Pues anda que si entra al gobierno y decide parecerse a Dinamarca y sube de manera progresiva los impuestos como en ese país. A ver la sorpresa que se va a llevar, o bien cuando digan de subir la inversión estatal a servicios sociales, y quitar el caciquismo. A ver que cara van a poner. Pero me imagino que desde aquí recibirá sus criticas si no cumple con lo dijo. Seria populismo, pero del rancio.
ResponderEliminarTengo amigos en América que se mantienen informados de las noticias españolas, llevan meses preguntandose ¿qué le ocurre a Jiménez Los santos? Yo les explico que su apoyo a UPyD les llevó a desaparecer y ahora toca Ciudadanos.
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