Unos de los cuentos que quizás más niños han leído es sin lugar a dudas “Robin
Hood”. Es más, ¿quién no ha visto la película de Walt Disney del mismo nombre? El problema viene cuando ésta se lleva a la realidad.
Y la historia se podría contar así:
“Erase una vez, una Comunidad Autónoma que se llamaba Andalucía. En la
misma vivían muchas personas y el índice de paro era bastante elevado en
relación al resto de España. Allí vivían un grupo de personas que formaba parte
del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) que decidió luchar contra el
sistema, para lo que organizó una emboscada sorpresa con el fin de robar a los
ricos para dárselo a los pobres. Para ello asaltó dos supermercados de cadenas
conocidas y “expropiaron” alimentos de primera necesidad para posteriormente
dárselo al pueblo”.
Bonito ¿eh? y sí, eso es lo que hicieron un grupo de personas que
pertenecían al SAT. La verdad es que reconozco que es una causa noble ayudar a
la gente necesitada ¡pero no robando!, sobre todo porque en España existe la
fea costumbre de pagar lo que uno se lleva de una tienda y, de lo contrario, se
está cometiendo un delito tipificado en el Código Penal. Ahora, que como eso
quede en aguas de borrajas, mañana pueden llegar cuatro al Corte Inglés,
ponerse vestidos de fiesta y sacarlos por la puerta en nombre de “la boda de mi
hermana que hay que casarla” y, aunque el fin no sea el mismo, el delito sí.
Pero muerta me quedé cuando leo esta semana en la prensa que algunos
miembros del SAT han decidido descansar, durante la marcha reivindicativa que
han comenzado, nada más y nada menos que en el Palacio de Moratalla. Por favor,
es que no me lo podía creer. ¿Lo habéis visto alguna vez? Pues yo solo las
rejas y os cuento. Hace ya unos años iba a Palma del Río y pasé por la puerta.
Cuando vi las rejas me quedé sorprendida porque son una maravilla y la chica de
la gasolinera me explicó que era un palacio de un particular y que lo estaban
arreglando para hacerlo un hotel. En ese
momento, me hubiera encantado verlo y si llego a saber esto ¡asalto el palacio
con ellos! Nada más que por darte el gusto de bañarse en la piscina, seguro que
hubiese merecido la pena.
Dicho lo anterior, ruego a las cabezas pensantes de la marcha que, si
deciden hacer más marchas en un futuro con altos en el camino de este tipo, nos
avisen a los demás que una es educada y, cuando venga la Guardia Civil, sale
pacíficamente por la puerta: “peace and love”.
Bueno, realmente yo no estoy a favor de este tipo de acciones. Creo que
todo el mundo debe de ejercer sus derechos pero siempre dentro de la legalidad.
Ahora bien, reconozco que acciones extremas de este tipo nos hacen pensar.
Siendo realistas, todos sabemos que con los tiempos que corren hay gente que lo
está pasando muy mal. Debe de ser horrible levantarte una mañana y no poder
ponerle un plato de comida a tu familia. Quizás, si todos ayudásemos a la vez,
nuestra sociedad podría ser un “Robin Hood” y, si no lo hacemos, es porque no
queremos ya que existen organizaciones, asociaciones e incluso personas
anónimas que no salen todos los días en prensa y realizan tareas encomiables.
El fondo es correcto, lo que en absoluto es correcto es la forma. España es un país muy solidario, tanto, que mientras muchos compatriotas están en la indigencia se financian primaveras árabes y programas de desarrollo en paísses que nos aborrecen y que no dudarian en pasarnos a cuchillo sino fueran por el dinero que nos sacan. En mi opinión, lo que hay que hacer es refundarlo todo y crear un verdadero estado Social, donde no tengan cabida ni Salvapatrias, ni Robin Hood, porque al fin y al cabo, lo que se logra, no es tanto dar de comer al pobre cómo hacerse una reputación a su costa.
ResponderEliminarEso sí, el pobre lo seguirá siendo hasta la siguiente ocasión.
Un saludazo.
Si, yo tampoco creo en Robin Hoods de turno o líderes que nos salven de el lío en que nos hemos metido (aparte de que ahora mismos yo no veo ni robin hoodes ni líderes que puedan hacerlo, no los hay).
ResponderEliminarHacen falta más bien políticas más en beneficio de todos y no de unos pocos, y que entre todos tomemos conciencia de la mejor forma de hacer las cosas democráticamente.
Un artículo bueno y divertido Piti.
Besos.
Juan A.