viernes, 1 de septiembre de 2017

LAS DOS COREAS, por Miguel Camuñas


Antes de la llegada de la República, Roma era una monarquía de carácter electivo. El séptimo y último rey de Roma, Tarquino el Soberbio, utilizó la violencia, el asesinato y el terror para mantener el control sobre Roma como ningún rey anterior los había utilizado, derogando incluso muchas reformas constitucionales que habían establecido sus predecesores. 



La historia, como consecuencia de la conducta humana, ha cambiado poco, después del pecado original (la desobediencia inducida) en el capítulo cuarto del Génesis, Caín y Abel representan la primera y la última consecuencia de la conducta animal del hombre, la lucha fratricida.

La mayoría de los conflictos bélicos y de los desastres sociales se desarrollan en los más reducidos ámbitos étnicos o tribales.  Desde mi pequeño confesionario de padre y esposo, no me son ajenas las trifulcas familiares entre padres e hijos y entre hermanos.
No quiero tocar, ni de pasada, el tema de la guerra civil, que a estas alturas me parece que habría que olvidar de una vez. Pero si me viene a la cabeza un experimento de laboratorio para las ciencias sociales, lo tendríamos en la península de Corea,  para analizar cómo evolucionan los seres humanos de la misma raza y en la misma geografía según el sistema institucional que adopten.

Hace unos días se recrudecen las amenazas y se lanza un misil por el cielo de Japón, de alto riesgo, que pone en jaque a sus diplomacias y sus gobernantes, pero llevan así desde que aquel conflicto en el que trataron de “ayudar” desde fuera los convirtió en buenos o malos según a qué lado de la frontera estés (también es para analizar en capítulo aparte el eterno conflicto del Norte contra el Sur). Corea del Sur, la demócrata, la vinculada a USA, es la 13 economía mundial con una floreciente industria, es líder global en la producción verdadera de aparatos electrónicos, semiconductores y celulares. Y la otra la del Norte, la pro soviética, la del líder loco y desaprensivo, (no quiero pensar tampoco en  Donald Trump) a pesar de tener al pueblo militarizado y sumido en la ignorancia libertaria, es el cuarto ejército del mundo con armas de destrucción masiva, nucleares y fulminantes.

Todo depende del color con que se mire, ni quito ni pongo rey, que yo voy simplemente a que la conducta humana ha cambiado poco, la vida sigue igual.



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