jueves, 31 de agosto de 2017

EL YIHADISMO "TIEMBLA": EL PENOSO SHOW DE UNA MANIFESTACIÓN POLITIZADA, por @AntoniodlTL


Escribía este artículo el sábado, mientras veía -en TVE- las imágenes del previsible espectáculo que montaron las huestes nacionalistas, "distribuidas" por TV3 al resto de cadenas. Aunque el motivo fuera más que justificado -faltaría más-, la manifestación convocada ese día en Barcelona -en teoría para demostrar la "unidad de España ante el terrorismo" yihadista, ¿y las pancartas de denuncia?- se convirtió al final, desgraciadamente, en lo que me esperaba: un show para mayor gloria del creciente independentismo catalán, al que se le sigue consintiendo todo en esa carrera desbocada hacia el abismo que puede representar -en uno u otro sentido- el próximo 1 de Octubre.



Primera muestra de que se trataba de un montaje nacionalista: Si se convoca una manifestación para que España muestre su rechazo al terrorismo yihadista, ¿por qué el mensaje de la pancarta de cabecera estaba escrito sólo en catalán? De nuevo, Corona y Gobierno de España, se prestan al juego nacionalista con la justificación de que 'tenían que estar allí', tanto el Rey como el Presidente del Gobierno, que no discuto, pero no permitiendo el más que previsible protagonismo nacionalista.

Segunda muestra de lo mismo: So pretexto de homenajear a las FF y CC de Seguridad del Estado, que sin duda se lo merecen -tal vez no tanto, por lo que hemos sabido estos días, las más representadas allí (vi tras la pancarta tan sólo una Guardia Civil y un Policía Nacional)-, las filas de la cabecera las ocupaban representantes de esos cuerpos -mozos y policía urbana, principalmente-, y servicios de emergencias, evitando que el Rey llevara la pancarta, como pretendían las CUPs, que consiguieron su objetivo -habían amenazado con no asistir si presidía el Rey-. Y, perfectamente estudiado por la Asamblea Nacional Catalana, a la que la Sra. Colau encargó el "servicio de orden" -"de propaganda", diría yo- tras los escoltas, aparecían los políticos: el Rey en el centro, separado del Presidente del Gobierno por una joven -aparentemente musulmana (había que cuidar todos los "detalles")-, los Presidentes del Congreso y del Senado, algunos Ministros del Gobierno de España, presidentes de CC.AA. y representantes de partidos políticos, entre ellos el falso Rodríguez -asesor de Maduro y, según La Rambla Digital, socio de Bono en la venta de barcos a Venezuela- junto a su clon Sánchez y, al otro lado -naturalmente, en el "extremo izquierdo" en sentido de la marcha-, PabLenin Iglesias, el no firmante del pacto antiyihadista -¿qué hacía allí, aparte de chupar cámara?-.

A continuación, absolutamente pegados -que no unidos- a la representación política -sin duda alguna estratégicamente colocada- la turbamulta de "condolidos" por los atentados, portando docenas de banderas estrelladas al viento -con largos palos para que se vieran bien- y ninguna Bandera de España en esa zona, aunque se pudieron ver algunas -muy pocas por cierto-entre los manifestantes más alejados de las zonas principales en algún barrido de cámaras ¿casualidad o intención política de nuevo? Se ve que algunos -nacionales- entendieron mejor que otros -nacionalistas- que, en teoría, no se trataba de una manifestación de ideologías, sino contra la barbarie ¿Recordamos los atentados de París o de Berlín, por ejemplo, en los que las manifestaciones de condena fueron silenciosas y de unidad de verdad, con todos los mandatarios internacionales entrelazados por el brazo en primera fila, sin pancartas ni banderas y, cuando las hubo, eran de los respectivos países. Curioso que ningún mandatario europeo acompañara a los nuestros  -¿no querrían, prestarse al juego nacionalista?-.



No faltaron "minutos de gloria" para esos personajes atrabiliarios de la política catalana. Por un lado, el pariente "genético" de los franceses, Oriol Junqueras, repartiendo rosas -blancas, amarillas y rojas, simbolizando los colores del escudo de Barcelona-. La ya citada Ada Colau, encantada de haberse conocido y sonriendo como en las fotos que le vimos el día de la masacre terrorista ¿tendrá un tic nervioso esta señora que le produce esa mueca o no puede controlar la felicidad que siente ante las cámaras? Curioso también el desplante del molt miserable Puigdemont al presidente gallego Alberto Núñez Feijóo, al que "respondió" con la callada indiferencia a dos comentarios de éste. También pudo verse al presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla -más conocido como "el rey de las anchoas" y, últimamente, "economista" de cabecera de La Sexta-, a Susana Díaz, la "Sultana Andaluza" y al podemizado García-Page, entre otros reyezuelos autonómicos -¿será por presidentes en este país?-.

Cerraron el "sentido homenaje" a las víctimas del atentado, para completar el amedrentamiento al yihadismo, una tal Miriam Hatabi, portavoz de IBN BATTUT -que demostró su perfecta integración catalanista- y la "españolaza" Rosa Mª Sardá -"hermana de su hermano" Javier, otro que tal pero que, en un posible rapto de sensatez, ha llegado a criticar el show ¿cómo habrá sido de evidente?-. Ambas leyeron, alternándose, un "manifiesto", principalmente en catalán, para, después del repetido mensaje de la convocatoria, "No tenemos miedo" -siempre, repito, en catalán-, tener el "detalle" de leer una frase en Español, cada una, y unos versos de Lorca, la segunda.

El comentarista de TVE -sí, la de todos los españoles-, que parecía más bien de la distribuidora TV3-, dijo literalmente: "Una Plaza de Cataluña que ha vibrado con el manifiesto leído"-debo ser bastante insensible, porque no me emocioné nada escuchando el panfleto-, mientras las cámaras enfocaban pancartas con el lema de la manifestación y otras -en catalán o en inglés- con acusaciones directas al Rey: "Felipe, el que quiere la paz, no trafica con armas" y demás lindezas -libertad de expresión, lo llaman algunos, mientras las palabras de un sacerdote son censuradas por decir que "hay que hacer algo más que poner velas y rezar"-.

Nuestras autoridades parecen no enterarse de que una manifestación -o mil- "por la paz y contra el terrorismo", se queda en una iniciativa y una frase, inútiles si no se acompañan de medidas firmes contra los asesinos. El sábado se demostró la "unidad de cada uno consigo mismo", porque no hubo otra, que algunos interesados -separatistas y podemitas- llaman "pluralidad".

Ante los abucheos, Mariano Rajoy dijo: "Las afrentas de algunos no las hemos escuchado" -perfecto, pero se queda en una frase más ya que sí se escucharon y vieron en todo el mundo gracias a no controlar ni la retransmisión-, mientras Núñez Feijóo no se anduvo con eufemismos y llamó a los separatistas lo que son, miserables. Definitivamente, y desde la legitimidad de que, pese a mi creciente cabreo con Mariano Rajoy, seguí votando al PP en Diciembre de 2015 y Junio de 2016, tengo que decir que nuestro actual Presidente del Gobierno parece no tener arreglo y urge un cambio de líderes al frente del, todavía, menos malo de los partidos políticos y único que podría representar alguna esperanza. Los actuales no han sabido -o no han querido, que sería aún peor- aprovechar la oportunidad de 2011 y el posterior apoyo en las dos últimas elecciones generales.

Y los muertos, R.I.P. -lo que menos le importaba a los separatistas el sábado- son ya dieciséis. Unos separatistas que, cuarenta y ocho horas después, dieron una vuelta de tuerca más a su marcha rupturista registrando una "ley para el día después" en el mayoritariamente sedicioso parlamento catalán, que no es otra cosa que los pasos de un "golpe de Estado anunciado", mientras nuestra Fiscalía General sigue de vacaciones, nuestros gobernantes sin aplicar el Art. 155.1 y 2, y nuestro Ejército, con S. M. el Rey como Jefe de las Fuerzas Armadas a la cabeza, mirando de reojo, si acaso, el Art. 8.1. Está muy bien eso de esperar a que "se consume" el delito para castigar, pero no parar al que "cuchillo en mano" va a asestar la puñalada -por eso de no "atentar contra la libertad", dicen muchos- puede acarrear males mayores, si no irreparables por la vía pacífica. Como ya he dicho en alguna ocasión: "Actuar entraña responsabilidad, no hacerlo, también", tal vez más.

Ojalá me equivoque, pero yo lo veo así. Que Dios reparta sentido común a algunos. Huele a nuevas elecciones.



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