Este
jueves vivíamos una vuelta de rosca en el desafío del Gobierno de la
Generalidad de Cataluña hacia España y sus instituciones. Y es que los que
reclaman y protestan por los agravios que, según ellos, sufre Cataluña, no
dudaron en agraviar a la Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de
Santamaría, en su calidad de Presidenta del Gobierno en funciones; porque el
Presidente de la Generalidad, Artur Mas, declinó asistir a un acto alegando
motivos de protocolo.
Y
los motivos de protocolo se basaban en que el Presidente catalán exigía cerrar
el acto organizado por Fomento del Trabajo, en el que se entregaban las
Medallas de Honor y los Premios Carles Ferrer Salat, con los que la patronal catalana
reconoce la actividad de empresarios, empresas y entidades; pero al asistir la
Vicepresidenta como Presidenta en funciones, por encontrarse el Sr. Rajoy de
viaje oficial en el extranjero, debía presidir el acto y, por lo tanto,
intervenir en último lugar.
Fuentes
de la Generalidad, según informa El Confidencial, han manifestado que el Presidente
catalán preside todos los actos a los que acude, menos en tres excepciones: los
que tienen la asistencia del Rey, del Príncipe de Asturias o del Presidente del
Gobierno español en persona.
Imagino
a Artur Mas diciéndole a su responsable de protocolo, “¿qué va a presidir el
acto la niñata esa? ¡pues no voy, ea!”. De verdad que es penosa la actitud del
‘President’, más cuando considero que el feo no se lo hace solo a la
Vicepresidenta, que bueno, sino que se lo hace al empresariado catalán, ¡y eso
sí debería importarle!
El
caso es que el Sr. Mas ha entrado en una dinámica muy peligrosa, que a buen
seguro acabará con su carrera política, una dinámica de entrega a ERC y de
mimetización con los separatistas más radicales, algo de lo que estoy seguro se
acabarán arrepintiendo en CIU.
Lo
que sí que ha quedado claro con esta actitud es que ahora, el que agravia es Artur Mas.
Esta desorientado...
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