UNA DESCENTRALIZACIÓN FALLIDA

Este pasado lunes la Comisión Europea publicaba un interesante estudio sobre Tendencias Impositivas en Europa en 2014, en el que se analiza, entre otras cosas, cómo se reparte en cada estado miembro los recursos económicos que se reciben de la Unión Europea. Y el estudio revela unas interesantes conclusiones.

Y es que según este informe España es el país más descentralizado de Europa, al menos en lo que se refiere a la capacidad de gasto que le otorga a sus regiones respecto a la recaudación vía impuestos. Mientras que el Estado controla el 21,6 % de lo recaudado, las comunidades autónomas se hacen con el 32,4 %, el resto se lo reparten entre los municipios (9,9 %) y la Seguridad Social (35,3 %) y las instituciones europeas (0,8 %). La diferencia con el resto de países es abismal, pues en España, las autonomías y municipios controlan el 42,3 % de los impuestos, posicionándose el segundo país con un 34,9 % y el tercero en un 29,5 %.

Estos datos, en mi opinión, hacen patente el gran problema de España, su organización territorial; y se demuestra que este es el gran problema de nuestro País porque siendo el más descentralizado de Europa es el que peor funciona y el que más tasas de paro y pobreza tiene. Porque esa teoría que se nos vende de que la administración funciona mejor cuanto más cercana esté del ciudadano es una milonga y a los datos (y hechos) me remito.

A lo mejor deberíamos ser valientes y reformar el llamado “Estado de las Autonomías”, porque el Gobierno de España ha de recuperar competencias básicas del Estado que fueron cedidas a las comunidades autónomas. Y entre estas la educación y la sanidad, con el objetivo de que todos los españoles recibamos las mismas prestaciones seamos de donde seamos y vivamos donde vivamos.

¿De qué sirve tener un estado tan descentralizado si es tan ineficaz?, está claro que el “Estado de las Autonomías” ha supuesto un paso atrás en muchas cosas, estamos ante una descentralización fallida.