Ayer leía una noticia de
esas que pasan desapercibidas e incluso son aplaudidas por el respetable, por
eso de que son proyectos que supuestamente ayudan a mejorar la sociedad, y en
este caso ayudan a nuestros más jóvenes a jugar y disfrutar de la calle. Un
ejemplo más de como nos quieren apesebrar, de como quieren tener a un colectivo
amansado, haciendo lo que la administración quiere. Y como no puede ser de otra
manera empiezan con los más pequeñitos, para ir educándolos en eso de “haz lo
que yo diga…”.
Según informaba el diario
Cordópolis, resulta que en diversos barrios de Córdoba se ha puesto en marcha
el proyecto ‘Callejugando’, en el que están participando más de 700 alumnos de
varios colegios de la mano de la Consejería de Educación y el Ayuntamiento de
Córdoba, con el objetivo de que estos niños jueguen y convivan en sus barrios,
en la calle y además “para fomentar el uso públicos del espacio, la
cooperación, la igualdad y la adaptación”. Se practican juegos populares como
el pilla-pilla, las canicas, el corro de la patata y todo tipo de actividades
para fomentar la participación y la diversión.
Es verdad que algo así,
por sí mismo, no es motivo para la crítica, que está muy bien que los niños
jueguen en la calle y disfruten del aire libre. Lo que yo critico es que se
convierta en una imposición y en algo colectivo. Porque ¿qué ocurre con el niño
que no quiera participar en estas actividades?, y otra pregunta más importante,
¿qué criterios se siguen para enseñar eso de la cooperación, la igualdad y la
adaptación?; lo que uno de los organizadores define como “el aprendizaje en
mayúscula”, pues “de nada sirve que aprendan de los libros si luego no lo saben
llevar a la práctica”.
Porque lo de la
cooperación, la igualdad y la adaptación está muy bien, pero ¿dónde dejamos el
sacrificio, el esfuerzo personal y la individualidad?, que también son
cuestiones muy importantes y básicas para el desarrollo de una persona. De eso
no se habla, eso no se toca pues es políticamente incorrecto, vaya a ser que
siguiendo esos principios se vayan a crear jóvenes con inquietudes personales,
que conozcan lo que es el trabajo, el sacrificio y la libertad individual.
Así estamos, el colectivo
es lo que impera. Al final va a resultar que aquella de la CUP no estaba tan
desencaminada cuando hablaba de eso de la tribu…
Lo que es triste es que en una sociedad donde las pantallas mandan y los niños están cada vez mas aislados, recluidos en casa y solitarios, una iniciativa tan genial como esta de fomentar el juego en la calle de forma colectiva, lo manipules y conviertas en una noticia política según tus intereses.
ResponderEliminarNo veo por ningún lado donde ese sacrificio, esfuerzo individual e individualidad (que también están muy bien) sean incompatibles con estas iniciativas.
Lo mas triste es que lo digas además siendo padre como yo.
También es un poco triste no apruebes ninguno de mis comentarios, se ve que eso de que solo comenten la entrada para estar en desacuerdo no debe agradarte mucho...
"Lo más triste es que lo digas además siendo padre como yo". No, no es triste, se llama libertad y lo que critico es el trato colectivo, las imposiciones "por nuestro bien".
EliminarHoy te veo triste, anímate hombre! que es Navidad. Por cierto, no recuerdo no haber aprobado alguno de tus comentarios, pero si así ha sido esta es mi casa y aquí hago lo que quiera. Es mi libertad. ¡Feliz Navidad!
Cuando yo era niña, no hacía falta que nos organizasen los juegos; bajábamos a la plaza y jugábamos a lo que nos parecía bien.
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