Lo
de la independencia de Cataluña ha llegado a un punto de no retorno, y todo
provocado por ellos mismos, los separatistas, que se han situado en un callejón
sin salida; algo de lo que ellos mismos son conscientes, pues saben que la
consulta ilegal anunciada para el 1 de octubre no se va a celebrar y si se celebra
será una charlotada, situación que les llevará a convocar unas nuevas
elecciones autonómicas y a la inhabilitación de todos los organizadores de este
circo. ¿Y después?
Pues después de todo esto, tras el 1
de octubre y la celebración de elecciones en el próximo mes de diciembre o
enero, ya le habrá llegado la hora al Gobierno de España, que ya no tendrá más
excusas para la espera y tomarse las cosas con tranquilidad. A partir de ese
momento, el Gobierno deberá tomar cartas en el asunto y, de la mano de los
principales partidos políticos adoptar medidas para encauzar la situación; una
situación difícil de enderezar, pues han sido muchos los años en los que las
instituciones de la Nación han permitido a los nacionalistas hacer y deshacer a
sus anchas, por lo que llevamos décadas de desventaja frente a los
separatistas.
Y si los separatistas, que seguirán
con una representación muy importante en el Parlamento autonómico y controlando
el Gobierno catalán, continúan con sus anhelos de independencia y demás, pues
habrá que aplicar el artículo 155 de la Constitución, con toda la normalidad
del mundo, al igual que se aplican el resto de normas del Estado. Y si el
Estado ha de asumir las competencias que actualmente tiene cedidas la comunidad
autónoma catalana pues que las recupere sin estridencias, con naturalidad, y
con el máximo consenso político posible.
Y los catalanes, que no son tontos, cuando vean que su día a día mejora, que los servicios que reciben son mejores, que se les bajan los impuestos y tienen más dinero en el bolsillo y además cuentan con la misma o más libertad verán que eso de la independencia no es tan necesario. Pero para lograr eso necesitamos un gobierno que lo lleve a cabo y a unos partidos políticos que lo apoyen sin fisuras, algo que no ocurrirá.
Se vuelve a cumplir el refrán de "Más vale una vez colorado que ciento amarillo". Las "cosas" no se arreglan solas cuando de una parte hay sectarios extremistas irracionales -todo juntoo- y lo que no se "cura" bien y a tiempo, acaba pudriéndose por gangrena.
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