Uno, que no peina canas pero si las empieza a vislumbrar, siempre ha
apreciado la profesión del periodista, al tener relación, en mayor o menor
medida, con el sector. La aprecia, la valora y la añora… Añoro y echo de menos el periodismo de máquina de escribir, el de flexo y
cigarrillo, el de rigor y el de opinión, el de artículo bien escrito y
desarrollado, en definitiva, el que interesa e informa con objetividad con su
pequeña dosis de subjetividad.
Hoy, con las nuevas tecnologías, es cada vez más frecuente encontrar
noticias de corta y pega, sin la más mínima estructura léxica ni gramática. Nos
estamos acostumbrando, cada vez con más frecuencia, a publicar noticias como si
se tratara de una entrada de Twitter. Lo único que vale es el titular.
Todo esto viene a colación de la noticia publicada ayer por el diario el
Mundo, en su edición digital, en la que se acusaba al PP de Córdoba y a su
presidente en 2008, Jose Antonio Nieto, de “amañar facturas de gastos”, ahí
queda eso.
Como estos periodistas, siendo muy generoso en la acepción, dan por hecho
que la mayoría de las personas no leerán el contenido del artículo, lo
importante es el impacto del titular. Cuando uno lee el contenido de la
noticia, se hace muy difícil comprender la misma, con diferentes alusiones y
declaraciones y sin el menor rigor. Mucho humo, para variar.
Y aquí vale todo, lo importante es difamar, lo importante es hacer daño y
poner en duda la honestidad de las personas. Y aquí vale todo, y si para eso
tenemos que publicar documentos que se encuentran en secreto de sumario, da
igual. Aquí vale todo.
Y es que, en un alarde de imaginación, me pongo en el lugar de estos
avispados periodistas de investigación, que ya intentaron hundir al número dos
de interior con fuego de artificio pero con la pólvora mojada. Y me los imagino
rebuscando entre los cubos de basura, haciendo un puzzle de muy pocas piezas,
que no encajan, pero que las forzamos hasta conseguir nuestra noticia, nuestro
titular. Y aquí vale todo, hasta vincular la noticia con el fallecimiento de
Miguel Blesa. Un poco de pegamento y voilá!!: tenemos titular!! , ¿tenemos
noticia…?
En estos tiempos en los que nos hemos acostumbrado a sentenciar y juzgar a
cualquier persona sin importar las formas, me pregunto si no es exactamente la
misma corrupción y delito el que, amparado con la pegatina de periodista y el
leitmotiv de la libertad de expresión, pueda difamar, juzgar y sentenciar sin
miramientos ni pruebas. Lo único que vale es ajustar cuentas. Eso sí es amañar
facturas, señores de El Mundo.
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