Se publicaba
ayer en la prensa que <<la Junta de Andalucía se erige como dique
contra el giro a una “virulenta recentralización”>>, así, por ejemplo,
titulaba el diario El Día de Córdoba.
EL PSOE y los comunistas de IU hacen responsables al
Gobierno central de esta actitud, cuando, en mi opinión, todos son responsables
de lo que está ocurriendo.
La Constitución de 1978 se acordó bajo el principio
del “café para todos”, promovido por el Presidente Suárez, un café para todos
para tener a todos contentos, para que todo se sintieran integrados en la
España autonómica.
Y 35 años después hemos tenido el resultado. Resulta
que la España autonómica ha sido un fracaso. Y no creo que haya sido un fracaso
del modelo en sí, no voy a entrar en la teoría, voy a quedarme en como se ha
llevado a cabo, como se ha desarrollado el modelo.
España se ha constituido en 17 miniestados, con
competencias duplicadas y hasta triplicadas. 17 gobiernos y parlamentos
autonómicos, otros tantos defensores del pueblo, tribunales de cuentas y
administraciones varias (por no entrar en fundaciones y empresas públicas,
televisiones, radios…). Esto es lo que ha destruido este modelo, lo que lo ha
hecho inviable. Las actitudes de nuestros políticos son las que han arruinado
el sistema (igual que ha ocurrido en las cajas de ahorros, que ¡qué
casualidad!, también gestionaban ellos).
Y además España se incardina en las instituciones
europeas, en la Unión Europea, si queremos más Europa, ¿no será necesario menos
administración española?
Ha llegado el momento de cambiar la organización
administrativa de España, para adaptarla al futuro, para adaptarla a Europa. El
sistema autonómico se lo han cargado nuestros políticos, jugando a ser
miniestados y ha llegado el momento de cambiar esta situación, porque no se
puede seguir así, porque por culpa de sus actitudes estamos como estamos.