
Venir a Madrid siempre es motivo de
satisfacción, pues es una Ciudad que me encanta y en la que uno se siente como
en casa, pero el de ayer era un viaje muy especial. Y es que desde que me
llamaron para invitarme al programa que tan magníficamente presenta y dirige
Carlos Cuesta podría decir que he vivido una montaña rusa de sensaciones, de
dudas y, sobre todo, de responsabilidad. Porque para una persona que escribe un
blog el que te inviten a un programa de televisión, en tu calidad de bloguero,
ya es todo un reconocimiento a un trabajo que, se supone, está bien hecho. Y si
además en ese programa te dispensan un trato tan exquisito, educado y amable
como el que me han dado y tienes la oportunidad de conocer a primeras figuras
del panorama periodístico español como Hermann Tertsch, Mario Noya (del que soy
fan), Jaime González o Montse Suárez, ¡pues imagínate!, la cuadratura del
círculo. Sin olvidarme de amigos de las redes sociales como ClavedeSole o Jesús
Rojo.
Y uno se tira varios días preparando los
temas sobre los que se va a hablar, he de decir, además, que en ningún momento
he recibido ningún tipo de instrucción sobre lo que comentar o no; toda la
semana he estado dándole vueltas a la cabeza, buscando información y
documentación, luego para nada (o casi nada), porque, por ejemplo, se me olvidó
mencionar lo relativo a la usurpación que nos quieren hacer de la Mezquita – Catedral
de Córdoba (errores del novato).
El caso es que la experiencia me ha
encantado. He cumplido un sueño. Ahora solo me queda poder participar en una
tertulia radiofónica, porque la radio es mi gran pasión, mi mujer lo sabe. Y hoy
también será un gran día, pues voy a visitar la sede de VOX, algo que también
me hace mucha ilusión. Espero poder saludar a mucha gente. Lo que tengo claro
es que el día de ayer siempre estará en mi recuerdo, un día inolvidable.