jueves, 24 de agosto de 2017

BASTA DE CORRECCIÓN POLÍTICA ¡¡¡YA ESTÁ BIEN!!! ¿PARA CUÁNDO ACTUAR?, por @AntoniodlTL


Hace justo una semana que se produjeron los últimos y terribles atentados terroristas de origen yihadista -esta vez sí lo fueron, que no el 11M- en Barcelona y Cambrils (Tarragona), que arrojan ya la cifra de 15 muertos -hasta el momento, ya que doce heridos siguen en estado crítico y cerca de  veinte muy graves- y un total de más de ciento veinte heridos de los que permanecen ingresados más de cuarenta. Mucho se ha escrito y visto al respecto por lo que omitiré detalles limitando mi análisis a la reflexión recurrente desde que hace años -demasiados ya- el mundo occidental sufre los ataques de unos fanáticos que, bajo el paraguas del Islam, pretenden justificar su adoctrinada locura.



Cada vez que estos bastardos actúan me vuelve a la cabeza lo que hace bastantes años -agosto de 1985 a abril de 1986-, tuve la oportunidad de conocer de cerca. Conocí entonces a este pueblo tan "particular" en una de mis etapas profesionales fuera de España que me llevó a la ciudad de Asyut -medio Egipto, a unos 350 Km. al Sur de El Cairo-, una ciudad (entonces) de unos 250.000 habitantes (cuya provincia supera ahora los 4 millones), “partida” de Sur a Norte por el impresionante río Nilo y que -según leí antes de ir- era cuna del fundamentalismo islámico del país -nada que ver con el actual, todo hay que decirlo- y en la que existían dos universidades, la estatal y la islámica -que si se tiene en cuenta que el Estado es islámico deja claro cómo sería la segunda-, en la que en los primeros sesenta ya enredaban los Hermanos Musulmanes -todavía no conocidos mundialmente- y, según supe, escenario en esos años de un enfrentamiento con el balance de más de dos mil muertos.

Estando allí -para que no faltara de nada- se produjo la revolución de los reclutas de la policía egipcia -febrero del 86- que nos hizo pasar -al grupo de técnicos españoles desplazados- días de bastante tensión. Se tradujo en más de cien muertos -entre policías (tres de ellos en Asyut, precisamente) y civiles- e incendios de autobuses y hoteles en la zona de Giza, sede de la famosa esfinge y las tres principales pirámides -Keops, Kefrén y Mikerinos- que poco antes de la revuelta tuve ocasión de visitar -grandiosos monumentos pero con suciedad y basura por toneladas-.

Pero, sobre todo, pude vivir la realidad de ese pueblo -supuestamente, entonces, el más moderado del mundo islámico- condicionado por la religión y desmotivado para cualquier otra cosa que no fueran sus cinco rezos diarios y su viaje -al menos una vez en la vida- a La Meca. Pude comprobar también la poca preparación de sus técnicos y un nivel de vida en la calle que en muchas zonas de la ciudad estaba en el límite del hambre y la miseria. Pero sobre todo, lo que más me impresionó fue el poco valor que la vida humana del pueblo llano representaba para la élite dominante. Podría contar numerosas anécdotas y escribir un libro con documentos gráficos incluidos, pero aquí lo dejo. La conclusión que saqué de esa -para mí- larga estancia, fue la difícil convivencia con ese pueblo -de hecho no hubo prácticamente relación con los técnicos y directivos egipcios más allá de la meramente profesional- y que era casi imposible tratar de imaginar un régimen democrático en un pueblo islámico en el que parecía que el reloj se les había parado -en muchos aspectos- desde el Siglo VII y las posteriores Cruzadas. Por eso, cuando el traidor Rodríguez y su colega turco Erdogan plantearon la frustrada -gracias a Dios- Alianza de Civilizaciones, lo primero que pensé es que ese ignorante no conocía al socio ni -mucho menos- a ese mundo ni sabía con quienes estaba tratando. Es absolutamente descabellado tratar de aplicar sistemas políticos que no siempre funcionan en el mundo occidental -supuestamente, más civilizado- a un pueblo en el que la religión manda y condiciona de manera visceral y fanática los principales parámetros de convivencia. Comprobé, de primera mano, la imposible relación entre musulmanes y coptos- la variante cristiana egipcia-.



De nuevo, ante el -hasta hoy- último atentado yihadista serio, y como era de esperar, no tardaron en aparecer lacitos, velitas -que no estorban, pero que no sirven para nada-, minutos de silencio -ya llevamos varias horas "callados"-, sobre todo de políticos y funcionarios -que para eso están siempre dispuestos y disponibles- y palabras, muchas palabras y frases "sonoras" apelando a la normalidad, "Venceremos al terrorismo" -no así, desde luego-, "No tenemos miedo" -¿cómo no tener miedo ante estas alimañas traicioneras?-, etc., que dentro de pocos días se olvidarán y volveremos al "Welcome refugees" y "Tourist go home" de la izquierda progre, en lugar de actuar de una vez por todas contra esta plaga que volverá a matar, mientras "tiembla" con la "energía" de los políticos de la Europa Occidental. Como se leía en una viñeta de las muchas que han circulado por las redes sociales -otras a las que se les va la fuerza en eso pero no sirven para movilizar y unir de verdad a la gente de bien ni para que el Gobierno tome nota-, queremos "menos flores, homenajes, minutos de silencio y concentraciones y más aplicación de la ley, justicia inflexible, deportaciones, control y cierre de mezquitas y de fronteras, ilegalización de terroristas y familias de estos, etc., etc.

Vergonzosa fue la comparecencia del trío infame formado por el cada día más "Molt miserable" heredero del partido del 3%, flanqueado por el de los "genes franceses" -de alguna "especie" de sus antiguas colonias africanas, supongo-, y la defensora de okupas y reina del escrache que no han tenido el menor escrúpulo a la hora de aprovechar sus minutos de "gloria" -de un tono marrón y maloliente- demostrando de nuevo pésima educación al hablar en catalán para todos los españoles y multitud de medios de comunicación internacionales que no conocemos -ni puñetera falta que nos hace- ese dialecto con pretensiones, que fuera de Cataluña no sirve para nada, con la única intención de "vender" su delirante e inventada nacionalidad, desde su interesado desconocimiento de la realidad y de la Historia. Vergüenza que llevó al límite el consejero de Interior de la Generalidad -al parecer un ecuatoriano importado- que en su felonía llegó a distinguir entre víctimas "catalanas" y víctimas "españolas". E imperdonable que, TVE -¡qué pena de TV's públicas ruinosas!-, la televisión pública de TODOS los españoles, y otras cadenas privadas, les hayan dado esa cuota de pantalla en lugar de poner imágenes de lo sucedido en Barcelona subtitulando lo que esos tres "payasos" decían. Y -en mi opinión- creo que don Mariano Rajoy perdió una gran oportunidad  en la comparecencia de la media noche junto a su "homólogo" catalán cuando, en lugar de mantener su línea "políticamente correcta" y permitir estoicamente -con evidentes gestos de desagrado- que el nacionalista siguiera su "interpretación estelar" en su lengua, tendría que haberlo cortado "rogándole amablemente" que hablase en Español, ya que estaba dirigiéndose a toda España y a los citados medios. Estoy seguro de que, de haber actuado así, Rajoy hubiera ganado no menos de un millón de votos, en un momento.

¿Se enterarán los gobernantes europeos de lo que dijo el entonces presidente argelino Bumedian hace más de cincuenta años; "Conquistaremos Europa con los vientres de nuestras mujeres"? ¿Y de que, en muchas mezquitas -como ha quedado acreditado con el imam de Ripoll-, si no en todas, se continúa formando a esas juventudes terroristas fanáticas mediante el adoctrinamiento en la búsqueda de sus setenta huríes, a base de asesinar "infieles" que, para ellos, son todos los demás?

¿Se enterarán de una vez, señores políticos de tres al cuarto, de que este sector islamista nos declaró hace décadas una nueva "guerra santa"?

Porque, señores gobernantes, actuar, apareja responsabilidad pero, no actuar, también y no poner  barreras -controles- en las fronteras, obliga a ponerlas -de hormigón o bolardos de hierro- en los paseos marítimos y calles peatonales por las que pasean sus supuestos representados.

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